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TERCER MUNDO

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El fenómeno del subdesarrollo deriva de la profunda desigualdad y antagonismo que, desde el punto de vista económico, social y geográfico, existen entre las diferentes comunidades humanas. Frente a sociedades evolucionadas, poseedoras de un alto nivel de ingresos y con una gran capacidad de producción y consumo, aparecen otras regidas por la fragilidad de sus estructuras productivas y por su escasa participación en las directrices que inspiran la dinámica social y económica a escala planetaria. Son sociedades marginales, llenas de fuertes contradicciones internas y sometidas a las fluctuaciones y exigencias de los grandes centros de decisión de la economía mundial. Desde esta perspectiva, y en contra de la idea clásica al respecto, desarrollo y subdesarrollo son conceptos dialécticamente unidos entre sí, y uno de los fundamentos esenciales sobre los que descansa la dicotomía básica de nuestro tiempo, especialmente tras la caída del comunismo como espacio de confrontación geopolítica.

Para Ikonikoff y Sigal se trata de un fenómeno moderno, unido a la construcción del sistema económico mundial a partir de la segunda mitad del siglo XIX. El fundamento estriba en las diversas formas de expansión de los países europeos hacia el resto del mundo, suscitando la creación en África, América Latina y Asia de actividades productivas en el sector primario para satisfacer su propia demanda. Al ser el elemento motor, las sociedades europeas se convierten en el Centro del sistema, de modo que las otras regiones se integran en función de sus necesidades, y de la dinámica del centro, convirtiéndose así en Periferia. Inducidos desde el exterior los mecanismos de crecimiento, se producen distorsiones importantes en el modo de operar los factores socio–económicos, que hacen imposible la reproducción del modelo de los países del Centro.

Sin embargo, a pesar de su entidad e importancia objetivas, el subdesarrollo aparece como una noción controvertida, no exenta de imprecisiones y ambigüedades. Contemplada inicialmente con un criterio determinista, en virtud del cual se ha tratado de interpretar su existencia a partir de una relación negativa entre el hombre y el medio físico, o, lo que es lo mismo, de un proceso de inadecuación permanente, específico de determinadas sociedades para dominar de modo satisfactorio el entorno natural, la noción de subdesarrollo debe aquilatarse más conceptualmente; pues de lo contrario, el subdesarrollo aparece como algo inevitable y endémico, mientras no se altere el sistema de relaciones entre la sociedad y su marco físico.