La educación del niño debe comenzar desde su nacimiento y debe impedirse que
adquiera hábitos de los cuales pudiera llegar a ser esclavo. La educación religiosa,
no debe ser confesional y debe realizarse, no es la infancia, sino en la edad de la
razón. En su libro “El Contrato Social”, rescata la necesidad de las personas,
durante toda su vida, de consejo y guía. En su texto "El Emilio", atacó al sistema
educativo de su época, pues mantiene que los niños deben ser educados a través
de sus intereses y no por la estricta disciplina.
Al igual que Aristóteles, Rousseau consideraba a la educación como el camino
idóneo para formar ciudadanos libres conscientes de sus derechos y deberes en
el nuevo mundo que se estaba gestando. Pero él se dio cuenta de que el sistema
educativo imperante era incapaz de llevar a cabo esta labor.
Cuatro grandes principios psicológicos informan la doctrina pedagógica de
Rousseau:
1.
La naturaleza ha fijado las etapas necesarias del desenvolvimiento
corporal y anímico del educando. Claparede llama a este principio la “ley
de la sucesión genética”.
2.
El ejercicio de las funciones en una etapa de la vida afirma y prepara
el advenimiento y manifestación de las funciones ulteriores. (Ley del
ejercicio genético-funcional).
3.
La acción natural es aquella que tiende a satisfacer el interés (o la
necesidad) del momento. Rousseau ha comprendido admirablemente que
la acción, incluso cuando da la impresión de ser desinteresada, viene a
satisfacer una necesidad o un interés funcional.
4.
Cada individuo difiere más o menos en relación de los caracteres
físicos y psíquicos de los demás individuos.
Rousseau establece por primera vez los llamados períodos de aprendizaje,
ajustados a las edades del educando y pone de relieve que donde mejor aprende
el niño a conocer a los hombres es en la historia. El maestro debe enseñar