reproducción motriz y, finalmente, la motivación y el refuerzo. No se puede aprender
por observación si no se presta atención. La atención se canaliza a través de la
frecuencia de la interacción social y el grado de atracción personal. Se imitan, por
tanto, las conductas de las personas más vinculadas con el individuo y, entre ellas,
las que resultan más atractivas. Así, la elección profesional por imitación se realiza
mediante el influjo de los modelos que con mayor frecuencia se hallan en el contexto
perceptual del individuo (familiares, profesores, compañeros, personajes de ficción,
etcétera), siempre que ofrezcan un atractivo personal y que estén dotados de un
cierto prestigio social.
Para poder reproducir una actividad una vez desaparecido el modelo es preciso que
las pautas de respuesta hayan sido almacenadas previamente en la memoria a
largo plazo; a este acto se le denomina retención. El aprendizaje por observación
supone aceptar la intervención de funciones cognitivas, como la asociación, la
integración de imágenes y recuerdos, la codificación de señales y, principalmente,
el lenguaje. Las actividades escolares, los juegos y las actividades pre profesionales
son ejemplos de imitación de conductas vocacionales que contribuyen a la
retención.
4 etapas fundamentales en este tipo de aprendizaje:
Adquisición: El alumno capta los rasgos del referente y cuando el modelo es más
condicionante e influyente. En los niños el principal modelo es el maestro y su
influencia dependerá del carisma y el grado en que los alumnos se identifiquen con
él.
Retención: Caracterizada por el análisis de los comportamientos
observados y posterior guardado en la memoria en forma de imágenes
mentales.
Ejecución: Llega el momento de poner en práctica los comportamientos
apropiados y útiles que se han ido almacenando en la memoria.