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refleja una hábil orquestación y una vena melódica agradable que en mucho se debe a la influencia del grupo de Los Cinco. Esta obra atrajo la atención del acaudalado empresario Mitrofan Beliaiev, quien se convirtió en un incansable promotor de la música de Glazunov. Beliaiev se encargó de la publicación de la sinfonía en 1884, año en que llevó al compositor a Europa para reunirlo con Liszt y asistir a la interpretación de la obra en Weimar. La Primera sinfonía también sirvió a Beliaiev para instituir la serie de Conciertos sinfónicos rusos, permitiendo al propio Glazunov debutar como director de orquesta en 1888; a partir de 1896 Glazunov fue director regular de estas series de conciertos. Poco después de la sinfonía apareció su Primer cuarteto de cuerdas( 1882).
El estilo de juventud de Glazunov revela el entusiasmo del joven compositor por la música de Borodin, deuda de gratitud que tuvo oportunidad de saldar más adelante al orquestar la Tercera sinfonía, obra que Borodin dejara inconclusa al momento de su muerte en 1887; tiempo después colaboró también con Rimski- Korsakov en la producción de una versión de la ópera de Borodin, El príncipe Igor. Su siguiente gran influencia fue Chaikovski. La Tercera sinfonía de Glazunov( 1890), en seguimiento de Chaikovski, denota un paso más relajado y despliega el mismo cálido lirismo del compositor. En los años siguientes, Glazunov pasó por una crisis creativa, pero después emergió con renovado vigor y pronto produjo tres nuevas sinfonías, consideradas entre sus mejores obras, en las que desplegó melodías amplias, hábil dominio de la orquestación, formas equilibradas y un desarrollo temático extenso y elaborado.
Glazunov también se relacionó con Wagner( se sabe que estudió meticulosamente la partitura del Anillo durante los ensayos), y sus nuevas sinfonías reflejan claramente esta nueva influencia tanto en el tratamiento armónico y melódico como en la orquestación( como en la Cuarta y la Quinta sinfonías). Entre 1898 y 1900 San Petersburgo fue escenario del estreno de los tres ballets de Glazunov, Raymonda, Les Ruses d’ amour y Vremena goda( Las estaciones), que dieron al compositor un éxito perdurable tanto en el ámbito escénico como de concierto; Las estaciones fue particularmente popular gracias a sus memorables Vals de las flores de maíz, Amapolas y la vigorosa Bacanal.
Hacia finales de la década de 1890, Glazunov se había consolidado en la vida musical rusa como compositor y director de orquesta, pero en 1899 agregó una nueva faceta a su profesión artística al aceptar un puesto académico en el Conservatorio de San Petersburgo. Durante las revueltas revolucionarias de 1905 renunció al puesto en protesta por el despido de Rimski- Korsakov, de claros tintes políticos, pero una vez reestablecida la paz pudo volver, ahora como nuevo director del conservatorio, puesto que conservó hasta bien entrada la era soviétiva. Durante este periodo, Glazunov produjo algunas de sus obras más representativas: la Séptima y la Octava sinfonías( 1902 y 1906) combinan lo monumental( como el final triunfante de la Octava) con un espíritu dramático( como el movimiento lento de la Séptima). El Concierto para violín( 1904) se colocó firmemente en el repertorio gracias a su inspirada escritura y a su severa exigencia técnica para el despliegue virtuosístico del solista; la cadencia incluye una fuga sin acompañamiento que exige el máximo por parte del instrumento.
Sin embargo, durante la siguiente década la productividad de Glazunov fue más esporádica debido tanto a la carga de trabajo como director del conservatorio, como a causa de la primera Guerra Mundial y la Revolución. En la década de 1920 siguió siendo figura pública y su virtual dictadura en el conservatorio jamás se vio amenazada. A pesar de ello, las comodidades de su vida privada se encontraban severamente deterioradas; por ejemplo, se vio obligado a albergar en su propia casa a varias familias desconocidas. Hacia 1928 usaba cualquier pretexto para viajar fuera de la URSS, emprendiendo una gira como director de orquesta por toda Europa y los Estados Unidos.
En determinado momento Glazunov se instaló en París, aunque seguía justificando su ausencia de la URSS aludiendo a su mala salud. Aunque pasó cerca de ocho años antes de morir fuera de su país, su bien justificada excusa lo salvó del estigma de ser considerado emigrado y su música conservó un sitio respetado dentro del repertorio soviético, en contraste con lo acaecido a emigrados oficiales como Stravinski y Rajmaninov. De entre sus últimas obras, sólo el Concierto para saxofón( 1934) se hizo famosa; sus síncopas al estilo del jazz demuestran que Glazunov no fue ajeno a la cultura de su nuevo entorno occidental. No obstante, las revoluciones musicales de las décadas previas lo habían dejado atrás y nunca se aventuró más allá del estilo pulido que perfeccionara a comienzos del siglo. GN / MF-W 📖 G. ABRAHAM, On Russian Music( Londres, 1939 / R). B. SCHWARZ, Music and Musical Life in Soviet Russia, 1917- 1970( Londres, 1972).
Glebov, Igor’. Véase ASAF’ IEV, BORIS VLADIMIROVICH.