Tennis world es n 06 Tennis World ES n. 06 | Page 28

franceses
estuvieron
siempre
por
detrás,
pero
durante
la
tradicional
visita
al
banquete
del
viernes
anterior,
Lacoste
se
mostró
insólitamente
optimista:
“estoy
seguro
que
mañana
batiré
a
Tilden”
vaticinó.
Cómo
lo
logró
lo
cuenta
Gianni
Clerici
en
“500
años
de
Tennis”.
“El
Cocodrilo
jugaba
por
el
centro
para
impedir
que
su
rival
usara
la
larga
palanca
que
era
su
brazo,
le
movía
hacia
delante
y
hacia
atrás,
variando
la
longitud
de
los
golpes
y,
en
respuesta
a
los
drives
más
agresivos,
colocaba
globos
con
el
revés,
pelotas
ligerísimas
y
soporíferas
pero
letales.
Cuando
Bill,
tocado
después
de
perder
el
primero,
se
hizo
con
el
segundo
set,
pasó
al
ataque.
Lacoste,
con
una
precisión
inhumana,
empezó
a
destilar
pelotas
cortas
seguidas
de
globos
de
vértigo”.
Tilden,
que
más
tarde
confesó
que
durante
el
partido
se
había
sentido
tan
impotente
que
llegó
a
pensar
en
tirarle
su
raqueta
a
la
cara
de
René,
acabó
el
partido
en
la
red
felicitando
elegantemente
al
ganador:
“Muy
bien,
René.
Has
hecho
lo
que
debías
para
superarme”.
Los
dos
se
sentaron
de
lado
para
ver
el
partido
decisivo,
con
Lacoste
que,
pese
al
calor,
continuaba
cubriéndose
con
jerséis,
antes
de
que
le
obligaran
a
ocupar
el
puesto
del
capitán
Gillou,
demasiado
nervioso.
Desde
allí
aplaudió
la
sufrida
victoria
de
Cochet
sobre
Johnston.
Francia
había
conquistado
la
Copa
Davis.
Lacoste
reservó
dos
bofetadas
más
a
su
gran
rival.
En
la
final
de
París
salvó
dos
pelotas
de
partido
y
ganó
en
el
quinto
set
­una
distancia
que
le
favorecía-,
mientras
que
en
los
Campeonatos
de
USA
dibujó
un
revés
largo
que
impidió
a
Tilden
arañar
un
solo
set.
El
año
sucesivo,
en
las
flamantes
instalaciones
de
Roland
Garros,
construidas
precisamente
para
albergar
los
partidos
de
los
Mosqueteros
e
inauguradas
en
ocasión
de
la
final
interzonal
contra
Italia,
Big
Bill
le
pagó
a
Lacoste
con
su
moneda.
El
americano
ganó
en
el
quinto
set,
el
último
en
la
Davis
de
René,
pero
no
pudo
evitar
el
triunfo
final
de
Francia,
que
mantuvo
la
Ensaladera
en
Bois
de
Boulogne.
Lacoste
también
ganaría
el
Roland
Garros
de
1929
antes
de
que
una
grave
bronquitis
crónica
le
obligase
a
abandonar
el
tenis
justo
antes
del
Challenge
Round.
En
1931
volvió
a
levantar
la
Copa