Luego de enterarnos que Paolo Guerrero fuera suspendido 14 meses de toda actividad futbolística oficial por la TAS (Tribunal de arbitraje y sanciones), ocurrió lo que sea esperaba en la sociedad peruana: un iracundo dolor y una impotencia por todos aquellos que creían en la honestidad de Paolo Guerrero, y no era para menos que aquella noticia se convirtiera en coyuntura nacional por parte de la prensa nacional. Incluso llegó a opacar otras noticias que podrían significar una relevancia mayor frente a una noticia meramente futbolística.
¿Pero por qué una noticia sobre una persona del ámbito futbolístico tiene tanta relevancia frente a otros hechos de la sociedad como el feminicidio, la corrupción, la delincuencia, etc.? Lo que el fútbol brinda a las personas es un sentido de pertenencia. Sentir que pertenecemos a algo, a un grupo de personas que sienten la misma pasión: el amor hacia un equipo de fútbol y todo lo que él representa. Asimismo, el hecho de haber clasificado, ha colocado a Guerrero como la imagen de un héroe. Aquel héroe que necesitaba el país para aliviar la autoestima nacional. En pocas palabras, nos sentimos identificados.
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