Estilo aparentemente sencillo en cuanto a su expresiva sobriedad, sin
espectacularidades efectistas, pero de fascinante atracción por la belleza
de su elocuente lenguaje musical. Resulta así que, sin darse cuenta, con
displicente naturalidad, Pedro Maffia esta sentando las bases de
adoctrinamiento de las futuras promociones de instrumentistas.
Porque cierto es que la totalidad de nuestros bandoneonistas, hasta los
de más reciente aparición, cuando están en el tango, ineludiblemente
deben seguir las enseñanzas magistrales que Pedro impartiera hace ya
más de seis décadas, y que fueron transmitidas de generación en
generación. Tan es así que, el mayor elogio que pueda tributarse a un
bandoneonista de la actualidad es adjudicarle alguna semejanza de
sonido o de estilo con aquel maestro indiscutido de todos ellos.
Provocó Pedro Maffia el gran cambio. Introdujo un criterio distinto, tanto
en la ejecución como en el manejo del instrumento. Técnica y estilo
fueron las dos piedras angulares de su fórmula interpretativa. Y, por otra
parte, el acceso del bandoneón al atril, la sistematización de fabricación
del instrumento en el país, tuvieron en Pedro Maffia su más decidido
impulsor.
La generalizada tendencia a forzar la apertura del fuelle al máximo de su
extensión, para luego replegarlo espectacularmente en forma de
abanico, presionando los extremos desde arriba hacia abajo, habría de
transformarse en una mecánica totalmente distinta. el accionar de la
válvula de aire que articula la emisión del sonido, cuyo dominio
constituye uno de los más difíciles secretos del instrumento, resultaría a
partir de Pedro Maffia tan imperceptible, hasta llegar a dar la impresión
de una posición estática, cerrados prácticamente los pliegues del fuelle
entre los brazos casi inmóviles del ejecutante.
Y, naturalmente, ese nuevo método de ejecución, debía traducirse en
una más perfecta y depurada sonoridad, no lograda hasta entonces. ese
sonido de tango, que tan gráficamente se le atribuye al bandoneón,
como es la voz instrumental que lo identifica, se debe en mucho a Pedro
Maffia.
Luis Adolfo Sierra- Musicólogo- (1977)
(Enviado por José María Otero)