Tango y Cultura Popular ® N° 165 | Página 12

Mosaicos Porteños Acerca de Andrés Cepeda, el primer poeta cantado por Gardel Andrés Cepeda, alias Cantos Tristes, poeta y ladrón conocido (L. C.), autor de muchos versos escritos en la soledad de un calabozo, desangrado en duelo a cuchillo encontró la muerte en la esquina de México y Paseo Colón. Fue en la madrugada del 30 de marzo de 1910. Fichado como ladrón reincidente, la policía, en razón de sus últimos delitos, eleva en los primeros días de junio de 1900, un pedido de informes a la jefatura de investigaciones, la que dictamina que, por sus antecedentes, por carecer de ocupación y de bienes, debe ser conocido por el personal de la repartición. Se trataba de la yira, o mangiamiento, en la que el preso iba de comisaría en comisaría para ser reconocido por el personal de cada una de ellas. A partir de entonces y hasta su muerte, Cepeda, donde se hallara, era detenido. Perseguido sistemáticamente por los ratis de recorrida, quienes, al parecer, tenían una cuestión personal con él, al salir en libertad y cruzar de una jurisdicción a la otra, era nuevamente encarcelado. Andrés Cepeda, el autor de El poncho del olvido, fue el primer poeta cantado por Gardel, quien en sus comienzos, le musicalizó y grabó ocho temas. En sus versos, escritos en prisión, una retórica elemental no alcanzó nunca a empañarle la inspiración, ni las delicadezas de su alma de poeta. El único escrito en lunfardo que se le conoce, al que tituló Un bailongo, es el que aquí reproducimos: Hace cosa 'e una semana que un paseandero mistongo, me invitó para un bailongo en el pueblo de las ranas. Las principales bacanas de toda la población se fueron pa' la función a la gurda enfaroladas, porque habían sido invitadas con tarjetas de cartón. La orquesta se componía de bandoneón y guitarra, porque esta era una farra de las que muy poco había. Cada shiofica tenía en el baile su bacana, o mejor dicho: su rana pa’ desempeñar un rango, y poder bailar un tango pero muy de la banana.