No olvidemos que parte de la clave está en escuchar tangos cantados;
hay cientos de buenos intérpretes: Carlos Gardel, Hugo del Carril,
Edmundo Rivero, Nelly Omar, Roberto Goyeneche, Rubén Juárez, Julio
Sosa, Lidia Borda, Horacio Molina, etc., etc...
La estructura rítmica de la melodía
Solemos decir que el tango está en 2/4, eso fue en los comienzos. Hoy
día, y desde hace décadas se lo marca en 4/8. Por comodidad en la
lectura solemos escribirlo en 4/4. Cuando vemos una partitura de tango,
nada de lo que dijimos sobre acentuación y tempo rubato aparece allí.
Eso es habitual en toda música popular: quién la interpreta conoce el
estilo y casi sin darse cuenta le “imprime” todas sus características.
Músicos que han tocado tango sólo desde la partitura, sólo logran piezas
con aire de marcha. Aunque sepamos leer música, para abordar un
género como el tango hay que escuchar muchos intérpretes, y en
especial a los cantores. Lo que aparece en la partitura es una
aproximación.
(...) El tango tiene un ritmo lleno de “tironeos”. Busquemos retener una
nota y apurar las siguientes. Cuando realicemos este procedimiento en el
comienzo de una frase, en la siguiente hagámoslo en otro sector, y así
sucesivamente. Variando. Si no, volveremos a envasar al tango en una
lata apretada.
El tango está gobernado por una característica que hemos llamado
“Asimetría Empedernida”. Si bien esta expresión roza con la humorada,
es veraz. Lo único que se mantiene constante es el acompañamiento, la
melodía es flexible, se acorta y se alarga sutilmente. Aparecen síncopas
asimétricamente distribuidas en el desarrollo de las frases.
Lo más importante: escuchar, Escuchar, ESCUCHAR.
Milton Blanco