Después la muerte de mi padre, el temor de mi madre, la salida en busca de
trabajo y mi casamiento muy temprano hicieron que quedara en espera dentro
de mí lo que en realidad siempre amé tanto: cantar.
Mientras tanto incursioné
por otras expresiones del
arte: hice teatro, poesía,
humor. Pero hace unos
años decidí reencontrarme
con lo que nunca dejó de
ser mi verdadera vocación.
Fui en busca de un maestro
y encontré al mejor, porque
el maestro Mario de Carlo
es maestro de música y de
vida. Me dio todo lo que en
ese momento yo
necesitaba: confianza,
fuerza, certezas y ese
empujón que uno necesita
para aprender, siempre
aprender, pero haciendo. Y
en el hacer, a menudo se
estrecha el camino. Pero
cada paso, cada intento,
cada logro, es meta en sí
misma cuando empuja el
corazón y la pasión".
En diciembre de 1998, tuvo
su primer recital en la sala
de la librería Ghandi, en el
marco del 1er Festival
Internacional Buenos Aires
Tango, organizado por la
Secretaría de Cultura del
Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires.