Adorno: una
aproximación
a su comprensión
Hace muchísimos años
me pidieron que escribiera
un artículo sobre Adorno,
para una página que ya
no existe. Ese artículo
fue luego compartido en
muchísimas otras páginas
en castellano y también
traducido a varios idiomas.
Parece que últimamente
es difícil conseguirlo en
castellano, por eso acá
lo transcribo. como ontológicamente,
a toda concepción técnica.
Si entendemos la
danza como un hecho
profundamente natural,
que nace con el ser humano
–y hablamos así de la danza
popular, de la cual el tango
bailado es quizás nuestro
ejemplo más intrínseco-,
inmediatamente queda
descartado todo
lo superfluo.
Para hablar de adorno –y
como sustento de todo lo
que pueda venir después-
debemos, en primer lugar,
hurgar en los orígenes de
la esencia y existencia del
tango y de la danza. Entonces, ¿qué es el tango?
Lo que ya todos sabemos:
un baile de a dos, una
profunda comunicación con
el otro, y con la música,
y..., y... y “descubrimos”
así la idea de diálogo.
El diálogo de la pareja de
baile, el diálogo con la
música, el diálogo de los
pies entre sí y con el piso
dibujando los famosos
“ochos” y mil cosas más
– y, si cuadra, el diálogo
de los pies y las piernas
con el aire, dibujando con
precisión boleos de formas
claramente definidas,
creadas y recreadas
cada vez.
Es necesario dejar bien
claro que la palabra “danza”
no tiene solamente una
acepción que connota
técnica. Muy por el
contrario, su sentido más
amplio y general refiere
a toda forma de danza
(en sentido particular) y
de baile. Y alude a lo más
natural, primitivo, remoto,
visceral y hasta animal
del ser humano. Y en este
sentido es muy anterior,
tanto histórica, cronológica,
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Pero, ¿en qué consiste
el “adorno”, también