Tango y Cultura Popular ® N° 163 | Page 5

El Tango posee una vibrante historia de amplitud, de creatividad, de diferentes estilos, composiciones, arreglos, versiones. El baile ha acompañado en gran medida a esa historia. Entonces ¿por qué restringirlo con reglas absurdas? Las únicas reglas son las musicales, que lo definen como tal. Fuera de eso, el Tango no tiene límites y no tiene dueños. Cualquier restricción que se intente imponer en su nombre es una falsedad y pone de relieve las limitaciones de quien la emite. Los reglamentos burocráticos que se intentan imponer y que hemos criticado desde estas páginas no son intrínsecos del Tango. Incluso las normas de comportamiento son propias de la vida en sociedad. La forma de vestirse es un reflejo de la evolución de dicha sociedad, por lo tanto no es posible forzar, en nombre del Tango, a utilizar una determinada vestimenta. Cada milonga debe ser una fiesta, donde la gente vaya a disfrutar, a expresarse, a sentirse bien. En esto el musicalizador es una pieza clave y es bueno que haya diversas propuestas, pero son los bailarines los que tienen la última palabra y es saludable que tengan conciencia de ello. Idealmente, el DJ debe incluir en sus tandas variedad de orquestas y temas clásicos, pero es importante que amplíe el panorama proponiendo algo fuera de lo comúnmente escuchado, siempre que sea bailable. (El DJ debería saber que bailar no es hacer pasos de Tango con un fondo musical). Nadie tiene que asustarse si se propone algo nuevo. ¿Cómo hacían si no las orquestas de la época de oro cuando tenían que estrenar una nueva composición? Y se estrenaban tangos todos los días... Hay muchos mediocres que, como saben que no pueden avanzar y quieren mantener un público cautivo, inventan restricciones, intentan desprestigiar a los demás y ponen piedras en el camino. Confío plenamente en que el Tango se seguirá abriendo paso y cada vez habrá más milongueros, de los de verdad. Contribuyamos a que así sea. ¡Muchas gracias y hasta el próximo número! Ricardo Schoua 5