Yo no soy “milonguero”
ni lo quiero ser
Un tanto provocativo el
título, ¿no? Pero fíjense que
puse “milonguero”, entre
comillas. Porque no me refiero
a los queridos y gloriosos
frecuentadores de milongas sino
a un tipo de personaje inexistente
(o casi), inventado, dedicado a
impedir que el Tango crezca y
pueda ser realmente disfrutado
por cada vez más gente.
Ese “milonguero” (en realidad
los que se escudan en él) es
el responsable de que algunos
que posan de organizadores
recomienden DJs que no
entienden nada del asunto
y se dedican a poner tandas
cuidadosamente seleccionadas,
por lo aburridas, insulsas y
monótonas, con el cuento de que
“eso es lo que les gusta a los
milongueros”. Sagradas palabras
a las que no es posible oponerse.
Escribí “casi” inexistente
porque todos conocemos a
algún individuo que frecuenta
las milongas para criticar a los
demás. Es aquél que, cuando
uno propone algo distinto,
dice: “esto no se puede bailar”
(porque él no lo puede bailar).
Esto de lo que se puede y
lo que no se puede bailar es
bastante curioso.
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(No me refiero, por supuesto,
a aquellas composiciones
que explícitamente no están
escritas para bailar). Lo que,
a mi parecer, está mal es la
generalización. Es lógico que no
a todos les gusten los mismos
temas, lo correcto es entonces
decir “no lo bailo porque a mí no
me gusta”.
La diversidad de opiniones
acerca de orquestas y temas
se puede apreciar en las redes
sociales. Lo malo es que los que
opinan actúan como censores,
dictando lo que es permitido
poner y prohibiendo lo que no
les gusta. Y se pelean con otros
que funcionan de la misma
forma. Encima, cada uno tiene
su grupito de seguidores, que se
dedican a adularlo ciegamente.
Es que hay personajes que, en
lugar de pensar y formar su
propio criterio, prefieren repetir
lo que otros dicen.
Como ejemplo, he leído que con
el Quinteto Real no se puede
bailar. No se lo cuenten a nadie,
pero las veces que yo he puesto
Ensueños o Mal de amores por el
Quinteto en una milonga la pista
se llenaba. ¡Pobre gente, no
sabía que eso no se podía bailar!