ocho, diez años de estar bailando,
me fluyó, por una cuestión de
estar milongueando, trabajo... por
ahí alguien me decía si lo ayudaba
a asistir una clase, o por ahí se me
acercaba una señora y me decía
que le gustaba como bailaba, si le
podía enseñar, así empecé por ese
lado.
Corriendo más el tiempo, hace
tres años, conozco a Alejandro
Montes de Oca, que es mi actual
pareja, pareja en la vida y
también en el tango. Yo venia más
del palo milonguero, y lo conozco
a Ale en “La Viruta”. Él nació
en México, pero gran amante
del tango se había mudado a
la Argentina. Estábamos los
dos allá en Buenos Aires y nos
conocimos milongueando en “La
Viruta”. Y bueno, me sacó a bailar,
conectamos, nos gustamos, y
fluyó, nos unimos personalmente
y “tanguerísticamente” hablando.
Él estaba también trabajando en
tango de escenario, y siempre
estábamos tomando clases,
entrenando, nunca dijimos, bueno
hasta acá. Siempre en continua
búsqueda, retroalimentándonos,
aprendiendo, moviéndonos en el
ambiente, milongueando...
Y a su vez trabajando lo nuestro,
nuestro producto, que venía de
un palo “escenario” y de otro palo
“milonguero”...
R: Decís: “tu producto”, ¿desde
qué punto de vista? ¿de exhibición
de baile?
J: Si yo digo un producto, como la
pareja de baile, la parte laboral, lo
que hacemos, lo que proponemos,
lo que nosotros encontramos
dentro de nuestro baile, fue como
que fluíamos en algo que él ya
era un bailarín estandarizado,
ya hecho por su lado, y yo venía
hecha por mi lado, entonces nos
juntamos, “uy yo lo veo así”, “yo
asá” y bueno, somos lo que somos
y seguimos siendo, porque uno no
termina nunca esa búsqueda, que
es lo más lindo...
R: Claro, pero supongo que el
haberse juntado les debe haber
aumentado a los dos el panorama
en cuanto a creación...
J: Totalmente, Ricardo, sí.
Exactamente, aparte de
una retroalimentación es
un enriquecimiento. De dos
corrientes, que, si bien es tango,
dos visiones que en ciertas cosas
por ahí hasta incluso técnicas,
quizás en un escenario expandís
de una manera y en la milonga
nada que ver.
A todo esto cuando yo lo conozco
estaba trabajando en casas
de tango, así que escenario a
full, y yo haciendo mis cositas,
entonces surge esto re lindo
entre los dos a nivel personal y a
nivel tango también, y surge un
viaje, que nos vamos a Europa,
después regresamos a Buenos
Aires, y siempre el trabajo a
nivel personal, ensayos, clases,
trabajando dando clases... y
después nos venimos para México,
por una cuestión personal, y nace
“Chamuyo Fino” en agosto del año
pasado. Primero teníamos unas
clases, pero teníamos muchas
ganas de hacer una milonga,
yo como milonguera vieja... En
realidad Alejandro, un tiempo que
estuvo acá en México organizó, en
esta misma locación, una milonga,
entonces él ya tenía el contacto,
conocía el lugar, y, es muy lindo,
como podes apreciar, una onda
como “La Ideal” una mezcla de
Tango y Cultura Popular