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a día te puede estar colocando en un punto de inercia. Hacerte consciente de ello te permitirá, primero, tenerte paciencia en tu proceso, segundo, crear o diseñar estrategias para romper con ese patrón que te ha llevado a ese punto.
3. Soltar. Puede que ya hubieses oído esto de“ soltar” y te preguntes, pero ¿ cómo saber que debo-quiero soltar? Y sé que se dice fácil, pero todos sabemos que esto supone un proceso de introspección, inmersión, de sincerarte y poner los hechos por encima de tu percepción u opinión personal respecto a lo ocurrido, donde el darte tiempo y tomar distancia te ayuda a tener claridad y evaluar qué es lo mejor que puedes hacer; a partir de lo que decides tomar de esa situación, si valoras o no el aprendizaje y de qué manera puedes ir deshaciéndote de lo que ya no es, no funciona, ni suma a tu camino; a ese lugar donde te diriges y que sabes que es mejor, dejar ese equipaje que guarda“ cosas” pensamientos-emociones-reacciones que en verdad no deseas
seguir cargando, porque ya tuviste suficiente.
4. Mirar una nueva perspectiva. Hacerlo de otra forma, desde otro espacio emocional, implica haber hecho la tarea con los tres puntos anteriores; ahora te toca seguir explorando aquellas creencias que puedan estar bloqueando la posibilidad de ver diferentes formas de hacer, crear, comportarte, sentir, en fin. Explorar creencias puede implicar hacer un trabajo de auto exploración y que te dé buenos resultados. También es importante que te des el permiso de ser acompañado por un coach o terapeuta, dependiendo el nivel donde yacen esas creencias que te estén impidiendo avanzar en tu propósito.
5. Hacer las paces. Llevarte a acuerdos contigo, busca la forma de conciliar
tu nueva forma de ver, esa nueva perspectiva a la que sabes, es mejor abrirte, porque te llevará a un estado de mejor emocionalidad, además de que te permitirá moverte, poco a poco hacia ese tan anhelado lugar mental, emocional, material y espiritual que sabes mereces.
6. Reconectar. Un punto central, básico y que une los otros puntos que hemos abordado en este artículo, es la conexión contigo; sucede que en el proceso del día a día, nos perdemos en la función“ natural” ahorradora de energía de nuestro cerebro, que es el moverse en el automático, la cual está muy bien diseñada para el funcionamiento de nuestro sistema nervioso, pero, sucede que llegado su momento, hay
acciones, reacciones, que nos llevan a repetir un comportamiento que nos
desconecta con nuestro presente, además de separarnos de nuestro propósito, del para qué hago lo que hago, y allí es cuando perdemos el sentido de dirección hacia nuestros anhelos, hacia esas metas que nos dan la gasolina para perseverar a pesar de las circunstancias. RecuardaTE, cada día para qué haces eso que haces, respira esa sensación de gratitud que cada pequeña acción te direcciona en el camino de sentirte conectado con el presente y palpar ese futuro con los pies colocados en el aquí y ahora.
Sabes que has avanzado cuando ya te es más ligero realizar actividades diferentes a las que estabas acostumbrado, conectar con personas que te suman, hablarte desde un espacio emocional más amoroso, compasivo, con certeza de saberte merecedor de ese logro. Y es allí cuando comienzas a materializar“ cosas” intencionalmente desde lo inmaterial hasta hacerlos parte de tu realidad.
| summacoaching | Agosto 2018 |
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