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Cualquier trabajo de desa- rrollo de marca personal o corporativa, consiste en lo que despierta en los de- más, nunca en lo que no- sotros creemos o declara- mos para ésta. La marca se construye en la cabeza de los demás, en las emocio- nes que provoca. Podemos decretar todo lo que nos dé la imaginación sobre nues- tra marca y, sin embargo, si nuestra audiencia objetivo asimila algo distinto, ten- dremos que replantearlo todo y volver a comenzar. La marca personal es, en- tonces, la impresión visual, intelectual y emocional que dejamos en los demás y se conforma de 4 pilares prin- cipales (4 P´s): su propósi- to, las personas a las que se dirige, sus principios y su propuesta diferenciadora. Partamos de que todos somos una marca, lo sepa- mos o no, lo busquemos o no, todos generamos una impresión y una opinión en los demás acerca de quiénes somos. Tomar con- ciencia de cómo es esta im- presión y ser más intencio- nales con lo que realmente queremos proyectar, nos ayudará a ganar mayor control sobre el impacto que podemos generar en los demás. Para muchos, el concep- to del desarrollo de marca personal puede limitarse a cuestiones de “etique- ta”. Esas que señalan que las mujeres profesionales deberían usar maquillaje y tacones, mientras que los hombres corbata y ca- bello corto. Estereotipos que grandes empresarios y creativos como Steve Jobs, Ellen Degeneres o Richard Brandson han sabido que- brar con éxito. Para mirar ejemplos de marcas personales brillan- tes, yo siempre recomiendo observar a nuestras estre- llas musicales predilectas. The Beatles, Queen, Bono (U2), Björk, Lady Gaga; las bandas y solistas que más han impactado la escena musical de su tiempo, y aquellos que han trascendi- do por varias generaciones para volverse clásicos, con- taban o cuentan con más que sólo talento musical por encima del promedio y con más que excelen- tes canciones destinadas a llegar al top de las listas de popularidad. También se caracterizan porque su imagen, su presencia, su forma de interactuar con el público, las portadas de sus discos, hoy en día sus redes sociales y hasta su postura ante cuestiones políticas y/o sociales, vistas como una unidad, tienen cohe- rencia. Todo forma parte de un conjunto que eleva la experiencia musical. Y los mejores, los que han sabido crear movimientos a partir de su música, han sido aquellos que siempre se mantuvieron fieles a su esencia y que no se preo- cuparon por agradar a todo el mundo, al contrario, se enfocaron en conquistar a un público específico y bien delimitado que, por sí sólo, se encargó de atraer a más y más admiradores. Es por eso que el desarro- llo de la marca personal (o personal branding, en in- glés) ha cobrado tanto auge en los últimos tiempos, ya que, es una herramienta muy poderosa para des- tacar, crear comunidad y aportar valor desde nuestra especialización. E En un mundo cada vez más competitivo, acelerado y digitalizado, es vital para nuestro florecimiento, tan- to personal como profe- sional, generar conexiones genuinas. La marca personal o corporativa, consiste en lo que despierta en los demás, nunca en lo que nosotros creemos o declaramos para ésta. clic aquí y twittea la frase Pero, ¿cómo se traduce todo esto para alguien que no tiene intenciones de convertirse en el próximo RockStar de su generación? Entendiendo que desarro- llar una marca personal va mucho más allá de un cambio de look, y que así