Spanish - Mental health and gender-based violence Spanish version | Page 143

132 Democrática del Congo), y “Polvo de la vida” (bui doi, Vietnam). Estos nombres degradantes revelan cómo la sociedad percibe a estos niños, pues a menudo se les asocian con el enemigo (Mochmann, 2008). Las víctimas de violación en Sudán, son frecuentemente culpadas de su propia violación, sobre todo porque se cree ampliamente que las mujeres no pueden quedar embarazadas como consecuencia de tener sexo no deseado. Las mujeres y los hombres de Darfur son educados para creer que la violación es evitable y prevenible. En la mayoría de los casos, la madre de un niño engendrado por la violación ya no es mujer casadera, esto se debe a que se espera que las novias sean vírgenes. Se considera que las víctimas de violación y sus hijos han traído vergüenza a sus familias, y es probable que se los excluya a ambos. Incluso en las comunidades que aceptan estos bebés, el niño puede ser juzgado si muestra problemas de comportamiento y puede ser abandonado. ¿Qué se necesita hacer para abordar la discriminación contra los niños de la guerra y sus madres? No podemos hablar de un abordaje simplista en esta problemática, porque “los niños de la guerra” son un grupo muy diverso, tanto por sus circunstancias como por su crianza. Roosendaal (2011) sostiene que es vital abordar la cuestión con sensibilidad por esta razón. Tanto las madres como sus hijos necesitan y tienen derecho a recibir ayuda psicológica para hacerle frente a su situación. En términos prácticos, los programas de asistencia deben asegurarse de que ambos reciben un apoyo adecuado y deben reconocer que no se puede asumir que las madres estarán dispuestas a cuidar a sus hijos, o sean capaces de hacerlo (Mochmann 2008). Niños de madres violadas: consecuencias en la interacción del vínculo madre-hijo La guerra y el estrés traumático dificultan severamente los esfuerzos de los padres para mantener a sus hijos seguros. Algunas pruebas demuestran que el trauma de la madre afecta negativamente el desarrollo biológico y fisiológico de los niños (Yehuda, Blair, Labinsky y Bierer 2007), y la relación temprana madre-hijo (Almqvist y Broberg, 1997, 2003). Los problemas de salud mental de los padres también impiden el desarrollo social del niño e incrementan el riesgo de que el niño desarrolle problemas de salud mental, especialmente si vive en un contexto de trauma y violencia (Yule, 2000). La teoría del apego también es relevante para las familias que viven en estos ambientes. Esto modela cómo los niños aprenden a buscar refugio, regular el miedo y la excitación, expresar las emociones, y confiar en sí mismos y en otros en sus relaciones diádicas tempranas (Bretherton, 1992). Un niño que tiene seguridad en sus relaciones con adultos sensibles y disponibles, es capaz de lograr un equilibrio entre la exploración emocional y la restricción. Por el contrario, los niños que buscan protección en sí mismos tienden a evitar el riesgo, y los niños ambivalentes tienden a aferrarse a los adultos para obtener un sentido de seguridad. Los padres traumatizados, por su parte, se retraen de la interacción con sus hijos, o los sobreprotegen, debido a sus propios temores. El concepto de la “transmisión intergeneracional del trauma” fue desarrollado para describir a los niños que reaccionan ante el trauma de sus progenitores, desarrollando síntomas de trauma ellos mismos (Danieli 1998). Estos niños no han tenido necesariamente experiencias traumáticas; el trauma les es transmitido a través de sus relaciones diádicas. El miedo en los ojos de una madre es especialmente traumatizante para los infantes, y las madres traumatizadas a menudo tienen una falta de vitalidad, expresan emociones planas (respuestas emocionales limitadas), y se desvinculan de las relaciones. Los padres pueden estar insensibilizados, en negación o abrumados por sus recuerdos, y oscilar entre la distracción y una interacción intrusiva diádica con sus hijos (Punamaki, Qouta, El Sarraj y Montgomery 2006). Cuando un trauma se procesa bien, las emociones fragmentadas que generan se integran gradualmente. Ayudar a las madres a procesar sus memorias traumáticas es de gran importancia para el desarrollo de sus hijos.