ALD EN TODO EL MUNDO
Brasil:
E
l Brasil representa uno de los países
más dinámicos del mundo en términos
de oportunidades de negocios. Es la
mayor economía de América Latina y posee
recursos naturales sustanciales y un ambiente
económico relativamente liberal. Varios grupos
de reflexión (think tanks) y ONGs (por ejemplo,
Heritage Foundation/Transparency International) señalan, sin embargo, el problema de
la corrupción como uno de peso que socava la
libertad económica y por consiguiente el éxito
de los negocios en el Brasil. La presidenta del
Brasil Dilma Roussef, quien ha hecho de la lucha
contra la corrupción una prioridad máxima,
ha dado pasos significativos para ocuparse de
los problemas de corrupción que culminan en
prácticas corruptas dentro de los niveles más
altos de la sociedad brasileña. Si bien algunos
expertos siguen siendo críticos acerca de la
amplitud de los cambios que resultan de los
esfuerzos de Roussef, los éxitos son notables y
un paso crucial en la dirección adecuada.
La lucha contra la corrupción del Brasil
Desde que la presidenta del Brasil Dilma
Roussef fue elegida en enero de 2011, el país
ha visto una ofensiva contra la corrupción que
culminó en la mayor investigación de corrupción del país hecha a la elite política brasileña,
lo que llevó a un juicio ante la Corte Suprema
sobre el mensalão (estipendio mensual) — uno
de los casos mayores presentados en el Brasil
desde el fin de la dictadura militar en 1985.1
Según el artículo publicado por la BBC, la
conspiración del mensalão hizo desfalco de
fondos públicos para obtener el apoyo político
del entonces gobierno de Lula y para pagar
deudas de campañas electorales. Según se dijo,
el Procurador Roberto Gurgel dijo de la conspiración que era “sin lugar a dudas el caso de
corrupción y desfalco más atrevido y escandaloso jamás descubierto en la historia brasileña.”
La acusación central fue que políticos y una
coalición de partidos recibieron sumas grandes
todos los meses para respaldar el gobierno en
minoría del Partido de los Trabajadores. José
Dirceu y de Oliveira e Silva (Dirceu), expresidente del Brasil, jefe de personal de Luiz Inacio
Lula da Silva, fue acusado de ser la eminencia
Combatiendo la corrupción y el lavado
de dinero –un avance conjunto
gris de la conspiración. Los fiscales dicen que
el Sr. Dirceu y otros jefes del Partido de los
Trabajadores (PT), junto con banqueros y publicistas formaron una “organización criminal” que
usó fondos públicos y privados para comprar
favores políticos. El juicio por la conspiración
que salió a la luz en 2005, terminó el 17 de
diciembre de 2012, con 25 de los 35 acusados
considerados culpables de delitos incluidos la
corrupción, el lavado de dinero y el mal manejo
de fondos públicos.
Recientemente se dijo que el expresidente
del Brasil, Lula, también se enfrenta a dudas
sobre tales “nombramientos discrecionales
para ocupar cargos públicos” cuando ocupaba
su cargo. El 14 de diciembre la Procuraduría
General informó que estaba investigando quejas
de cohecho e influencias que involucraban a
24 personas, incluida Rosemary de Noronha,
una administrativa bancaria próxima a Lula
desde antes de que fuera presidente. En 2005,
la nombró jefa de una nueva “oficina presidencial” en São Paulo. Según los investigadores,
durante este tiempo aceptó sobornos para arreglar permisos fraguados de proyectos de construcción y transporte con cómplices en agencias
regulatorias. Los periodistas brasileños tildaron
el caso “Rosegate,” remedo de Watergate, utilizando la versión más corta del nombre de Rosemary Nóvoa de Noronha.2
Enmienda de la legislación bras