CUMPLIMENTO
S
i usted ha preparado o ha leído un
informe de actividad sospechosa (SAR)
de actualidad en los Estados Unidos, es
muy probable que tenga que ver con estructuración de transacciones de efectivo. Algunos
clientes de bancos se las ingenian creativamente para depositar o retirar efectivo evitando
el límite de USD10.000 para los Informes de
Transacción en Efectivo. Aproximadamente
un tercio de todos los SAR elaborados en los
Estados Unidos guardan relación con algún tipo
de actividad sospechosa de transacciones en
efectivo. Es comprensible que muchos miembros del personal que participa en la preparación de estos SAR se pregunten cómo informar
de actividades tan repetitivas, mundanas y
aparentemente triviales puede de hecho ayudar
a las autoridades. En los 1930 los banqueros
deben de haber tenido pensamientos parecidos
cuando ayudaron a las autoridades con el tristemente célebre secuestro del bebé Lindbergh. La
siguiente historia ilustra cómo el cumplimiento
de un banquero con su obligación de informar
de una sola transacción marcó la diferencia, tal
como un SAR puede marcar la diferencia para
sacar a la luz actividades delictivas aparentemente no relacionadas.
Charles Lindbergh sorprendió al mundo en
1927 cuando se convirtió en el primer hombre
en cruzar el Atlántico volando solo. Lindbergh
era un héroe en el mundo entero y era aclamado como el pináculo del espíritu del “sí se
puede” estadounidense. Poco tiempo después
tenía fama, fortuna y una familia. Los estadounidenses apreciaron mucho la noticia de
la boda de Lindbergh y Anne Morrow, una
mujer de la alta sociedad, y el nacimiento de
su primer hijo, Charles Lindbergh, Jr., apodado
“Little Lindy”. Los estadounidenses se conmocionaron y se horrorizaron cuando Little Lindy
fue secuestrado el 1º de marzo de 1932. El bebé
fue sacado de su casa en la mitad de la noche
de la residencia rural de los Lindbergh en Nueva
Jersey. El secuestro y los sensacionales descubrimientos durante la investigación subsiguiente
estuvieron en primera plana por todo el país.
No obstante, los detalles menos públicos de
cómo los banqueros y los oficiales de la policía
trabajaron juntos para resolver este crimen con
frecuencia se pasan por alto. Recientemente, el
autor Lloyd Gardner publicó un libro muy bien
investigado sobre este asunto.1 Este artículo
incorpora hechos significativos de la publicación de Gardner y de archivos del Servicio de
Rentas Internas (IRS) rara vez vistos.
A la mañana siguiente del secuestro de
Little Lindy, investigadores de la policía
local examinaron la nota del rescate y la
improvisada escalera de mano abandonada
que se utilizó para llegar al dormitorio del
segundo piso. La nota del rescate estaba
escrita a mano. Aún así, dada la gravedad
de la situación y la brevedad de la nota,
era extraño que se transcribía mal, y tenía
errores gramaticales y errores de ortografía raros. Lamentablemente, la nota del
rescate, la escalera de mano, las huellas de
los secuestradores, así como otras pruebas
que podrían haber proporcionado pistas
para la investigación fueron corrompidas
inadvertidamente por la familia Lindbergh,
su personal doméstico, el personal que
respondió a la emergencia, y los miembros
de la prensa. Un examen más detenido de
la nota del rescate reveló que los secuestradores habían añadido a propósito círculos,
colores y agujeros crípticos a la nota como
una especie de identificación para contactos
futuros. Durante las semanas siguientes, los
secuestradores entregaron numerosas notas
1
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a Lindbergh utilizando esos mismos círculos
crípticos con una caligrafía y habilidad de
redacción igual de malas.
Mientras los reporteros de los periódicos
transmitían los detalles de la investigación del
secuestro al público, una de las ofertas más interesantes para ayudar a localizar a Little Lindy
vino del antiguo Enemigo Público No. 1, Al
Capone.2 Cuando ocurrió el rapto, que fue antes
de que Capone fuera transferido a Alcatraz, él
estaba cumpliendo conden