Spanish ACAMS Today (Junio-Agosto 2012) Vol. 11. No. 3 | Page 49

CUMPLIMENTO S i usted ha preparado o ha leído un informe de actividad sospechosa (SAR) de actualidad en los Estados Unidos, es muy probable que tenga que ver con estructuración de transacciones de efectivo. Algunos clientes de bancos se las ingenian creativamente para depositar o retirar efectivo evitando el límite de USD10.000 para los Informes de Transacción en Efectivo. Aproximadamente un tercio de todos los SAR elaborados en los Estados Unidos guardan relación con algún tipo de actividad sospechosa de transacciones en efectivo. Es comprensible que muchos miembros del personal que participa en la preparación de estos SAR se pregunten cómo informar de actividades tan repetitivas, mundanas y aparentemente triviales puede de hecho ayudar a las autoridades. En los 1930 los banqueros deben de haber tenido pensamientos parecidos cuando ayudaron a las autoridades con el tristemente célebre secuestro del bebé Lindbergh. La siguiente historia ilustra cómo el cumplimiento de un banquero con su obligación de informar de una sola transacción marcó la diferencia, tal como un SAR puede marcar la diferencia para sacar a la luz actividades delictivas aparentemente no relacionadas. Charles Lindbergh sorprendió al mundo en 1927 cuando se convirtió en el primer hombre en cruzar el Atlántico volando solo. Lindbergh era un héroe en el mundo entero y era aclamado como el pináculo del espíritu del “sí se puede” estadounidense. Poco tiempo después tenía fama, fortuna y una familia. Los estadounidenses apreciaron mucho la noticia de la boda de Lindbergh y Anne Morrow, una mujer de la alta sociedad, y el nacimiento de su primer hijo, Charles Lindbergh, Jr., apodado “Little Lindy”. Los estadounidenses se conmocionaron y se horrorizaron cuando Little Lindy fue secuestrado el 1º de marzo de 1932. El bebé fue sacado de su casa en la mitad de la noche de la residencia rural de los Lindbergh en Nueva Jersey. El secuestro y los sensacionales descubrimientos durante la investigación subsiguiente estuvieron en primera plana por todo el país. No obstante, los detalles menos públicos de cómo los banqueros y los oficiales de la policía trabajaron juntos para resolver este crimen con frecuencia se pasan por alto. Recientemente, el autor Lloyd Gardner publicó un libro muy bien investigado sobre este asunto.1 Este artículo incorpora hechos significativos de la publicación de Gardner y de archivos del Servicio de Rentas Internas (IRS) rara vez vistos. A la mañana siguiente del secuestro de Little Lindy, investigadores de la policía local examinaron la nota del rescate y la improvisada escalera de mano abandonada que se utilizó para llegar al dormitorio del segundo piso. La nota del rescate estaba escrita a mano. Aún así, dada la gravedad de la situación y la brevedad de la nota, era extraño que se transcribía mal, y tenía errores gramaticales y errores de ortografía raros. Lamentablemente, la nota del rescate, la escalera de mano, las huellas de los secuestradores, así como otras pruebas que podrían haber proporcionado pistas para la investigación fueron corrompidas inadvertidamente por la familia Lindbergh, su personal doméstico, el personal que respondió a la emergencia, y los miembros de la prensa. Un examen más detenido de la nota del rescate reveló que los secuestradores habían añadido a propósito círculos, colores y agujeros crípticos a la nota como una especie de identificación para contactos futuros. Durante las semanas siguientes, los secuestradores entregaron numerosas notas 1 2 a Lindbergh utilizando esos mismos círculos crípticos con una caligrafía y habilidad de redacción igual de malas. Mientras los reporteros de los periódicos transmitían los detalles de la investigación del secuestro al público, una de las ofertas más interesantes para ayudar a localizar a Little Lindy vino del antiguo Enemigo Público No. 1, Al Capone.2 Cuando ocurrió el rapto, que fue antes de que Capone fuera transferido a Alcatraz, él estaba cumpliendo conden