S OLU CI ON E S PRÁCTI CAS
El triángulo
de la anticorrupción
C
omo lo dijo sucintamente el primer ministro David Cameron, “La corrupción es el cáncer en el
centro de muchos de los problemas que enfrentamos en todo el mundo hoy día”. 1 Una mirada
por todo el globo deja a la vista cómo la corrupción dilapida las esperanzas de los ciudadanos
que anhelan un gobierno equitativo. La corrupción, más que cualquier otro factor, ha empujado a
mucha nación a un mar de cleptocracia, guerra civil, hambre y pérdida de los derechos humanos
básicos. La corrupción es un asesino de naciones.
El Foro Económico Mundial 2 estima que la corrupción suma el 10 por ciento de los costos de
negocio a nivel mundial y el Banco Mundial cree que se paga alrededor de $1 billón en sobornos
cada año. 3 Cuando los funcionarios de alto nivel dentro de las agencias reguladoras están
comprados, no hay ninguna posibilidad de igualdad de condiciones y el comercio compe-
titivo está bloqueado. Peor aún, la corrupción puede causar la muerte y la destrucción
masiva como se vio en China, donde un almacén lleno de productos químicos peli-
grosos estalló y mató a 114 personas, muchas de las cuales eran bomberos. Se había
sobornado a las autoridades que debían garantizar la seguridad.
Sarah Chayes, autora del afamado libro Thieves of State (Los Ladrones
del Estado), presenta el argumento convincente de que los movimientos
extremistas son el producto de la corrupción desenfrenada. Según
Chayes, el tipo de corrupción que evoca la asimilación extremista es
lo que ella llama corrupción “en tus narices”. “Es cuando el policía
no te detiene sólo una o dos veces”, sino en repetidas ocasiones
hasta que pagues. Cuando la corrupción se hace tan arraigada
en la vida cotidiana, la enfermedad hace metástasis. Una vez
que un país realiza esta “etapa [cuatro] de malignidad”, se
acerca a un punto de inflexión destinado a un estado de
fracaso. 4
El delito organizado es un síntoma de corrupción.
Tanto si se trata de Al Capone o El Chapo Guzmán,
ambos deben su ascenso meteórico a funciona-
rios corruptos dispuestos a hacer la vista
gorda por un precio. Es difícil de imaginar,
pero los EE.UU. estuvieron cerca de su
punto de inflexión de corrupción. Hasta
los principios del decenio de 1930,
los EE.UU. parecía lo que México
parece hoy: empresas delictivas
controlando el comercio diario
en muchas regiones.
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