Soy 7
SALMO 127
Si el Señor no construye la casa,
el trabajo de los constructores es una pérdida de tiempo.
Si el Señor no protege la ciudad,
protegerla con guardias no sirve para nada.
Es inútil que te esfuerces tanto,
desde la mañana temprano hasta tarde en la noche,
y te preocupes por conseguir alimento;
porque Dios da descanso a sus amados.
Los hijos son un regalo del Señor;
son una recompensa de su parte.
Los hijos que le nacen a un hombre joven
son como flechas en manos de un guerrero.
¡Qué feliz es el hombre que tiene su aljaba llena de ellos!
No pasará vergüenza cuando enfrente a sus acusadores en las puertas de la ciudad.
Engañoso es
el encanto
y pasajera la belleza;
la mujer que teme al Señor
es digna
de alabanza.
Prov. 31.30