Una mañana, su cuerpo le avisaba que algo extraño sucedía. No sabía ni entendía qué podría ser. Una vez más recurrió a un test de embarazo, de esos que había hecho por montones en los años anteriores. Pero a diferencia de esas ocasiones, esta vez el resultado fue positivo. No había mejor noticia en el mundo ni otra cosa más importante que saber que sería madre. Ya quería tomar en brazos a esa pequeña criatura que se estaba formando en el silencio de su vientre. Los días y los meses pasaban tan lentos parecían jugar en su contra. Pero aquel lunes llegó y su cuerpo le avisaba que era el momento preciso. En la clínica disfrutó cada momento. Todo fue armonioso y por fin tenía en su regazo a su pequeña remolino... su milagro... su princesa.
Todo era mágico con ella. Fue amada por todos quienes la conocían. La estéril había dado a luz.
Pasaron algunos meses y decidió hacerse unos exámenes de rutina. Lo que el médico le contaría no estaba ni en sus mejores sueños: estaba embarazada otra vez!!
Era insólito, para nada esperado pero resultó ser el anuncio que completaría su estado de felicidad. Pronto llegaría su segundo hijo.
La noticia fue un revuelo familiar y todos esperaban conocer al segundo milagro en un año.
De niña soñaba con el momento de tener en brazos a una pequeña criatura que pueda llamar su hijo o su hija. Se imaginaba eligiendo sus ropas, jugando con ellos y corrigiéndolos cuando hablaran mal. Soñaba con lo idílico de ese momento.
Cuando por fin dijo "Si" y se unió en matrimonio con "el hombre de su vida", nada más pasaba por su mente que un pronto embarazo. Hasta compró un par de calcetines de bebé para sorprender a su marido cuando tuviera que darle la noticia. Pero ese regalo tuvo que esperar.
Casi cuatro años pasaron sin novedad de la llegada de un bebé. La situación era bastante triste y se sentía desanimada, por lo cual decidieron acudir al médico para averiguar qué pasaba.
Luego de exámenes y conocer un diagnóstico que impediría ser madre, el médico la declara estéril y le explica que podría acceder a dos opciones: fecundidad asistida, donde la mayoría de las veces se producían embarazos múltiples; o, la adopción.
Así comenzó a conocer más sobre esta última alternativa y sin que nadie supiera recorrió hogares de infantes para ver quién podría ser su bebé. Se sintió profundamente enamorada de ellos, los hubiese adoptado a todos.
Pero la historia tenía otro capítulo que relatar y cambió por completo el final.
Soy 5