Soy No 5 - Abril/Mayo 2018 | Page 17

artísticamente a mis alumnos pero no había espacio, dinero, etc.

Me enfermé tanto moralmente, y esto afectada nuestra relación de matrimonio, (en ese tiempo, ya estábamos casados), entonces oramos mucho y decidimos que renunciara.

Pasó un mes desde que presenté mi renuncia al colegio y se nos acercó una persona de la iglesia y nos preguntó si habíamos pensado en emprender los dos y crear nuestra propia escuela.

Pablo le dijo que no, que ahora yo tenía que descansar y que después veríamos.

Pero igual la idea quedó, nos pusimos a hablar y a orar, y cuando los pusimos en oración, se empezaron a abrir las cosas. Sin tener un peso, todo se dio, y Dios puso esta persona para mostrarnos como íbamos a vivir la vida. Entonces, el 17 de marzo del 2015, tuvimos nuestro lugar propio, el primer lugar donde estuvimos, en Ñuñoa.

¿Podrías presentar su emprendimiento?

Somos una escuela de música que pretende generar un espacio de estudio profundo y a su vez creativo de la música popular. Para lograr eso, realizamos clases de canto y de instrumento, individuales y en grupo, y también sumamos experiencias que puedan nutrir el aprendizaje del estudiante, como por ejemplo complementar con conciertos en vivos, talleres de especialidad, distintas clínicas y tocatas para nutrirlos. UN ejemplo es que las clases de canto se complementan con clases de expresión corporal. Este año la idea es no solo estudiar y mostrar sino también crear y grabar canciones, y esto le va a dar otro prisma a su proceso de aprendizaje.

¿Cómo nació la idea de crear la escuela de música y no simplemente trabajar en una estructura que ya existe?

Cuando éramos pololos con Pablo, soñábamos con una escuela propia, versátil, y lo intentamos en la iglesia del papá de Pablo hace 8-9 año, pero no nos fue bien.

Lo dejamos y seguimos con clases particulares, y yo trabajando en un colegio. Pablo empezó a hacerse conocer más y tocar con más bandas.

Pero el sistema educativo empezó a absorberme e iba en contra de lo que yo buscaba, quería alternativas para nutrir

Damaris Gomez es profesora de canto y, junto con su esposo Pablo Herrera Reitter, se lanzaron hace tres años a emprender y crear su propia escuela de música: PH Reitter.

Por Janaïne Corboz

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