Skapa't | Page 22

Extendió su brazo y lo dejó caer en mi hombro. La miré a los ojos, esos preciosos ojos verdes que hipnotizaban a cualquiera. Y apoyé mi mano sobre la suya. Me levanté del sofá y me dirigí a la ventana. Estaba lloviendo. Las gotas de agua chocaban contra el cristal empañado; parecía que querían entrar. -Es tarde –asentí. -Creo que ya va siendo hora de volver a la cama. Ella me hizo caso y se dirigió a la habitación. Unos segundos más tarde hice lo mismo. La casa estaba en silencio absoluto. No se oía nada; únicamente el sonido de los latidos de mi corazón. Parecía que estaba rodeado de una inmensa soledad indestructible. Mi hermana era silenciosa. “Las almas muertas no hacen ruido” pensé. Paula Reyes