Avancé por el pasillo, a oscuras, haciendo el menor ruido
posible. Y la encontré. La vi de pie, en medio del salón, sin
hacer nada. Ni un solo gesto.
- ¿Tienes sed? -le pregunté, sin obtener respuesta alguna.-Ven,
siéntate en el sillón, que te prepararé un vaso de agua.
Se acomodó en el diván de mi salón a esperar mi regreso.
- ¿Sabes? Hoy he recordado todos los momentos que vivimos
juntos en el pasado. Y, sinceramente, los añoro-le expliqué,
mientras posaba su vaso en la mesa, al ver que ella no decía
palabra.
Ella asintió, queriendo transmitirme el mismo sentimiento.
-Extraño las tardes en el parque y las noches contando
historias.
Agachó la cabeza y se frotó los ojos. Quería llorar. Pero no
podía.Una lágrima cargada de recuerdos recorrió mi mejilla
hasta llegar a mi barbilla, muriendo al caer en picado.
-Quería que supieses que te echo de menos-musité.-Necesito
tenerte conmigo más tiempo.