-¿Acaso no eres libre, mi joven hermano?- contestó Sim.
-Lo soy- sonrió Will- y ella es libre de decir si prefiere estar con ese
chico, o…
-Prefiere a uno de los dos- dijo Sim, mientras una sonrisa de
complicidad invadía su rostro.
Sim se tensó la coleta y Will se tocó las patillas que bajaban por
ambos lados de la cara hasta el final de la mandíbula. Ambos
dirigieron su marcha hacia el encuentro de esta bella chica; ambos
decididos, sin dudas, Iban al encuentro de su amada, al encuentro
de esta belleza extraña, al encuentro de la noche.
Manel Anguita