Skapa't | Page 27

No tengo tiempo para llorar Me llamo Nasima, y nací en un pequeño pueblo a las afueras de la Ciudad de Dacca, Bangladesh, donde vivía con mi familia, es decir, con mi padre, mi madre, y mis cuatro hermanas hasta mis doce años. Nunca fui a la escuela, ya que empezábamos a trabajar en la aldea desde una edad muy temprana; sin embargo, mi padre nos enseñó a escribir algunas palabras y leer algunas frases. Todos en la familia trabajábamos de lunes a sábado desde que salía el sol hasta que se ponía y, aun así, dependiendo de la época del año, pasábamos más o menos hambre. Los domingos, si estábamos en una buena temporada, eran mis días favoritos. Todos despertábamos más tarde y comíamos un poco más de lo habitual y a veces, si teníamos suerte, tomábamos un trozo de pastel que nos traía la gente de la ciudad a los niños de la aldea. No era una vida fácil, pero aquella era mi vida. Hasta que un día, volviendo de comprar comida con mis hermanas, vi cómo todo aquello que conocía se derrumbaba delante de mí. Solo podía ver fuego y más fuego, consumiendo la aldea entera. Mi casa fue construida por el fuego, y todo lo que había en su interior fue consumido también; los muebles, las fotos, los cuadros… y también mis padres. Después de la catástrofe, mis hermanas y yo perdimos nuestro empleo en la aldea, y lloré como jamás había llorado en mi vida. Me sentía perdida, sola, asustada, con ganas de abrazar a mi madre por última vez y decirle a mi padre que le quería. Pero, sin saber qué nos deparaba en un futuro muy borroso al resto de familia y a mí, decidí levantar cabeza, agarrar lo más fuerte posible de las manos a mis hermanas más pequeñas, Begum y Salma, y decirles que todo saldría bien. Así que, en un acto de desesperación, decidimos ir a la ciudad, buscando cobijo, comida y trabajo, pero lo único que recibimos fue el rechazo y la