NOCHE, SANGRE Y
PÓLVORA
Capítulo 4 - Odio
T
odavía recuperándome de la angustia que me provocaba pensar que la guadaña
de la muerte iba a llevarse mi alma y también de haber presenciado una muerte tan atroz que fue
capaz de llevarme por un instante al infierno, cogí el papel con la mano temblorosa debido al
pulso acelerado. Era un sobre, con el símbolo que tanto parecían adorar los altos elfos, pues se
encontraba por todos los lugares del imperio, en banderas, carteles, vestimentas militares, armas,
sellos… -Sí que son vanidosos- dije en mi interior mientras acariciaba el papel del sobre. Detrás del
oficial, dos soldados, uno que fue el que accionó la palanca y el otro que acababa de entrar por la
puerta con un saco enorme, desataban el cadáver del vampiro; había quedado reducido a una
figura humanoide y rojiza, cubierta de aperturas en la piel, de tamaños distintos, que dejaban ver
los encogidos, rugosos, y quemados músculos. Se deshacía en pedazos. Mientras el alzakim
observaba atento mis expresiones faciales, yo miré hacia el cuerpo sin vida al que le acababan de
desatar una mano; el peso ahora recaía en un solo brazo. En la axila le empezaron a surgir fisuras.
No salía sangre, esta se habría secado en el interior de las venas. Las fisuras crecían mientras los
soldados observaban anonadados al elfo uniformado que me dio el sobre. Las de la axila