¡Pobre democracia!_______________________________
En mi calle, en una casa regia de buenos cimientos, vivía una viejecita solterona llamada
Democracia. Sabemos más bien poco de ella. Creemos que nació en Atenas, hace ya
muchos años, y era hermana de Dictadura, nacida en Esparta. La relación con su
hermana siempre había sido difícil ya que tenían caracteres totalmente opuestos.
Democracia era muy rica y aunque no hacía ostentación de sus riquezas, todos las
conocíamos. A causa de esto, diferentes pretendientes intentaron seducir a la pobre
solterona. El primero de ellos era un general retirado que pensaba que todo lo pasado
era mejor, y era un buen amigo de Dictadura. Democracia lo rechazó al ver cómo la
miraba con sus ojos verdes. El segundo pretendiente afirmaba tener sangre azul, y
siempre que podía, con elegancia y mesura, sustraía algo del monedero de Democracia.
El siguiente de ellos fue un joven adulador dispuesto a decir cualquier cosa para obtener
sus caprichos. ¿Muy de fiar, verdad? Después llegó un universitario idealista, de estos
que se peinan con coleta que, si en una discusión no se salía con la suya, se enfadaba
con Democracia y le hacía chantaje. Al poco tiempo llegó un hombre que se hacía llamar
Obrero, con unos ideales supuestamente progresistas, aunque al oírlo hablar se podía
observar que era claramente de derechas. Estos solo son algunos de los prototipos de
pretendientes que intentaban agasajar a la pobre Democracia.
Con el paso del tiempo las riquezas de Democracia empezaron a escasear, su cuerpo
notaba cada día más los achaques de la edad y anímicamente estaba desilusionada y
se sentía engañada por todos. La anciana notó que con la llegada de los pretendientes
en lugar de encontrar la compañía que buscaba movida por la candidez, acabó pobre,
mísera, triste y sola. Seguro que su hermana lo aprovecharía.
Pau Duran Castillo
2º de Bachillerato B
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