Todo eso que tanto nos gusta____________________
Dina es una adolescente de 16 años de piel oscura con pecas, de una altura mediana,
que vive en París. Para ella, su habitación es su posesión más preciada. Está llena
de pósters que le regalaba su estimada abuela cuando Dina tan solo era una niña.
Son pósters de mujeres que habían cambiado el mundo luchando sin rendirse.
Dina tiene un diario, muy especial. Se lo está guardando para cumplir su sueño: irse
a África a luchar por las grandes desigualdades. Sabe que no le falta mucho para
hacer realidad su sueño, ya que estaban a finales de las vacaciones de verano e iría
en avión hasta África dentro de una semana. Ella ya había tomado sus decisiones, en
lugar de hacer sus estudios y sacarse una carrera o trabajar, se iba a ir a Kenia, África,
para arreglar los problemas que tienen ahí. Sus padres la apoyan en todo, tanto a ella
como a su hermano Dylan de 6 añitos de edad. Dina está enamorada de su familia.
Está preparando sus maletas, ¡está emocionada! Está orgullosa de la decisión que
ha tomado. Sus padres y su hermanito se han ido con ella al aeropuerto para
despedirse. ¡Dina estará tres meses sin ver a su familia! Coge sus maletas y se dirige
a su avión. Ha tenido un viaje muy largo y denso, pero tras unas horas de mareos en
el avión, por fin ha llegado a Kenia.
El lugar inspira cierta comodidad, pero a la vez pena por todos aquellos negritos que
estaban muy flacuchos. Dina no podía creerse lo que estaba viendo, ella ayer estaba
en el sofá tumbada viendo una peli con palomitas mientras esas personas no podían
con su vida. Aunque, a decir verdad, los habitantes de Kenia ya se habían
acostumbrado a toda esa forma de vivir y se las apañaban ellos solitos.
Dina se pone manos a la obra, mira alrededor y no ve ninguna cosa parecida a una
enfermería. Vio un hueco apartado y solitario, pensó que con las cuatro cosas que
llevaba en un maletín le podrían servir. Los kenianos y las kenianas se acercan a Dina
extrañados, es un momento tenso e incómodo. A partir de ese día, Dina sabía que le
esperaba una larga vida por delante en Kenia. Pasó el día genial, le hacían gracia los
bebés que veía, y de vez en cuando daba algún biberón. Acabó el día, se fue a una
cabaña y empezó a escribir en su diario. Sabía que se iba a convertir en sus