Todo lo que pasó no se lo contamos a nadie y antes de irnos del Matagalls
pactamos un acuerdo de que nunca jamás le diríamos a nadie lo que había ocurrido.
Nos subimos al coche y estuvimos durmiendo de lo cansados que estábamos todos.
Después de dos horas de trayecto, Rosa y yo nos fuimos juntas hacia mi casa y
empezamos a hablar.
-¿Tú que crees que lo que hemos visto eran fantasmas?
- No sé qué decirte, parecía tan real… -dije yo-.
- Pero tengo la prueba perfecta para saber que todo esto ha pasado de verdad. La
carta es una prueba.
- ¡Tenemos que deshacernos de la carta!
- Guardatela y mañana quedamos para ir a la playa y tiramos la carta al mar en una
botella de cristal.
Al día siguiente quedamos en la playa de Badalona en el Pont del petroli y, antes de
meter la carta, lo quemamos con un mechero para que no hubiera pruebas. Las