nosotras. Y no nos insultes por rechazarte, dedica tu tiempo a construir unas bases
sólidas para esa autoestima que tan fácil se te rompe.
No es justo que tengamos que evitar transitar calles solitarias y oscuras por miedo a que
nos abordes. No es justo que nuestros allegados varones hayan de acompañarnos para
asegurar que lleguemos sanas y salvas a casa. Pero lo que es más injusto es oír que
los hombres son así y que nos tenemos que acostumbrar. Que lo han hecho siempre,
que lo hacen ahora y que lo seguirán haciendo.
Por vuestra culpa muchas tememos ir solas, especialmente de noche, y activamos el
mecanismo de alerta cada vez que vemos un hombre. Nos buscamos entre nosotras, a
la espera de una mirada cómplice que nos diga que no estamos solas, que ahí hay otra
mujer y que, mientras ahí haya una aliada, no nos vas a hacer daño. Y por tu culpa
metemos a todos los hombres en el mismo saco, sospechando de cada uno, pensando
que por el solo hecho de ser varón, nos puede hacer daño. Pero, por fortuna o por
desgracia, sois una minoría miserable.
El camino es largo y a todas se nos acabará tarde o temprano, pero ese momento no lo
decidirás tú.
Victoria Granadal
2º de bachillerato B
*****