-¿Quién eres realmente?- El niño sin apartar la mirada del anciano respondió:
- Soy Vaal el dios de la carne y de la muerte, y si realmente deseas proteger a los niños de tu pueblo y del mundo, tendrás que hacerme honor cada año cuando este árbol este seco y sin hojas.
-¿Por qué lo de los caramelos?- Vaal, molesto por la curiosidad del anciano, gruñó y se volvió a subir al árbol con una agilidad inhumana.
-Porque atraen a las almas más blancas y puras que son los niños, y es la carne más deliciosa que hay. La de niños.
El anciano asustado obedeció, y así fue como surgió el carnaval.
Sara Quintal
4º