empujaron dentro, cerrando la puerta de un golpe tras de mí. Ahí estaba
ella, Rose, por lo visto también le habían dejado cambiarse de ropa, ahora
llevaba una especie de mezcla entre vestido con túnica, siendo así algo
como lo primero, pero con una falda que se limitaba a una fina capa de tela
que dejaba ver los pies, y una capucha que colgaba desde sus hombros
hasta su espalda. Ella me miraba, yo la miraba, sus ojos se llenaron de
alegría.
-¿Rose? -Dije sorprendido.
-Hola, Zweir. -Contestó con una sonrisa en los labios.
-Por favor, tome asiento.-Dijo el capitán.-Le estaba pidiendo a su...amiga,
que firmase este contrato de colaboración con nosotros la Sagrada Orden
del Río Negro.-Analizó mi expresión facial de no saber a qué se refería y
dijo.-Ah, que usted no es lo que se dice de por aquí… Del continente de
Vorkheim,¿no? Bueno, datos a parte…-Sacó un libro muy grueso con ese
símbolo que aparece en todas partes y lo abrió por la primera página- La
Orden del Río Negro es la orden protectora y por derecho gobernante de
A