Por lo que me dijo, estaba esperando a que alguien la fuese a recoger, y pidió a Alex que fuese yo el que lo hiciera.
Me tembló el pulso al leer aquel último mensaje. Una parte de mí lo tomó como una esperanza y se hizo ilusiones con lo que podría pasar si iba a buscarla. Aunque quedaba una larga media hora por delante, decidimos quedar nosotros antes, según ella, para que le hiciese compañía.
Llegué a su casa (que tampoco estaba excesivamente lejos de la mía) y nos quedamos hablando en el jardín. Sentía que aquel era el momento perfecto.
- Scarlet... creo que tengo que decirte algo.
- Dime, pues. - dijo acomodándose en la silla y echando el cuerpo un poco hacia delante, hacia mí.
- Aquel beso... Scarlet yo...
- ¿Qué beso? ¿Este? - contestó y me besó.
Perdimos la noción del tiempo entre beso y beso, eran casi las nueve menos diez y las llamadas de Alex nos inundaron el móvil. Respondí a todas ellas con un solo mensaje: se nos ha averiado el coche, estamos de camino, eso sí, andando.
Tomamos un atajo y en un santiamén llegamos al local donde nos citó. Al llegar, se levantó para estrechar mi mano y saludar a Scarlet, a quien hizo que se sentara cerca de él. Aquel acto sí produjo unos terribles celos, pero debía aguantar, por mi bien. Por el suyo. Por el nuestro al fin y al cabo.
- Bueno, - dijo tomando la mano de Scarlet a pesar de los intentos de ella de apartarla de la suya. - os he traído porque tenía que hablar con vosotros. No sé qué pensasteis, ciertamente, pero...
- ¿Qué ocurre? - exclamó Scarlet fingiendo espanto e interés mientras se acercaba a él, poniendo la mano sobre su hombro.
- Quiero seros sinceros. Mi trabajo me mantiene ocupado la mayor parte del tiempo y me hace viajar en exceso. Estos últimos años he ido de un sitio para otro en busca de dos personajes de los que puede que hayáis oído hablar.
- Pero... ¿qué es lo que quieres decirnos Álex? - pregunté yo finalmente.
- Pues... a ver, -dijo sacando algo del bolsillo- ¿esto os clarifica las ideas?
Scarlet y yo nos miramos. Era hora de huir.
Continuará...
Aida Campozo, 4º C
La novel·la
Capítol V