Skapa't Juny | Page 44

La novel·la

Capítol V

Una parte de mí creía que lo mejor que podía hacer era confesárselo todo, decirle que aquel beso sí que fue importante para mí, sí que tuvo un significado.

Pero decidí callar. Le pregunté cómo le fue la tarde con aquel tipo, con intención de dejar de lado el tema, y vi cómo su voz cambiaba notablemente, tenía algo como triste en ella, pero no quise preguntar. Quizás no quisiera hablar de ello conmigo y prefería no ser un entrometido.

A medida que me hablaba de aquel tipo, sentía algo que, en otras circunstancias, podría haber catalogado como celos.

Tenía otra llamada. Sorprendentemente era él, Alex Smith.

- ¿Sí?

- Hola, Kilian, soy Alex Smith. Nos conocimos el otro día en el casino, no sé si me recordarás...

- Sí,claro, ¿qué tal? ¿Cómo es que consiguió mi número?

- Bien, gracias. ¿Recuerdas una muchacha con un vestido negro que vino antes de irte tú? Pues dijo conocerte y ayer le pedí tu número ya que tenía que hablar contigo. Scarlet, se llama.

- Oh, sí, Scarlet. Bien, ¿y de qué se trata?

- ¿Te importaría quedar en algún lugar para tomar algo y hablar de ello tranquilamente?

- Claro, como usted guste, mándeme lugar y hora y allí estaré.

- Por favor, puedes tutearme, soy pocos años mayor que tú...

- Como prefieras, le tutearé entonces.

- ¿Sabes la cafetería del puerto? Esa que está próxima al casino. ¿Te va bien quedar a eso de las ocho?

- Sí, claro, allí nos vemos entonces.

- Hasta las ocho y media, pues.

Colgué e informé de inmediato a Scarlet y Mike. Pensé que deberían saber cualquier cosa relacionada con nuestro “negocio”. Minutos después recibí dos mensajes de Álex pidiendo permiso para traer a Scarlet ya que había quedado con ella tiempo después. No me opuse, quizás era mejor que estuviésemos los dos presentes, así podríamos profundizar más para acabar cuanto antes.

A las ocho ya estaba listo para encontrarme con ellos. Envié un mensaje a Scarlet para saber cómo iba ella.

fuese a recoger, y pidió a Alex que fuese yo el que lo hiciera.

Me tembló el pulso al leer aquel último mensaje. Una parte de mí lo tomó como una esperanza y se hizo ilusiones con lo que podría pasar si iba a buscarla. Aunque quedaba una larga media hora por delante, decidimos quedar nosotros antes, según ella, para que le hiciese compañía.

Llegué a su casa (que tampoco estaba excesivamente lejos de la mía) y nos quedamos hablando en el jardín. Sentía que aquel era el momento perfecto.

- Scarlet... creo que tengo que decirte algo.

- Dime, pues. - dijo acomodándose en la silla y echando el cuerpo un poco hacia delante, hacia mí.

- Aquel beso... Scarlet yo...

- ¿Qué beso? ¿Este? - contestó y me besó.

Perdimos la noción del tiempo entre beso y beso, eran casi las nueve menos diez y las llamadas de Alex nos inundaron el móvil. Respondí a todas ellas con un solo mensaje: se nos ha averiado el coche, estamos de camino, eso sí, andando.

Tomamos un atajo y en un santiamén llegamos al local donde nos citó. Al llegar, se levantó para estrechar mi mano y saludar a Scarlet, a quien hizo que se sentara cerca de él. Aquel acto sí produjo unos terribles celos, pero debía aguantar, por mi bien. Por el suyo. Por el nuestro al fin y al cabo.

- Bueno, - dijo tomando la mano de Scarlet a pesar de los intentos de ella de apartarla de la suya. - os he traído porque tenía que hablar con vosotros. No sé qué pensasteis, ciertamente, pero...

- ¿Qué ocurre? - exclamó Scarlet fingiendo espanto e interés mientras se acercaba a él, poniendo la mano sobre su hombro.

- Quiero seros sinceros. Mi trabajo me mantiene ocupado la mayor parte del tiempo y me hace viajar en exceso. Estos últimos años he ido de un sitio para otro en busca de dos personajes de los que puede que hayáis oído hablar.

- Pero... ¿qué es lo que quieres decirnos Álex? - pregunté yo finalmente.

- Pues... a ver, -dijo sacando algo del bolsillo- ¿esto os clarifica las ideas?

Scarlet y yo nos miramos. Era hora de huir.

Continuará...

Aida Campozo, 4º C