existía sobre la faz de la tierra. Se trataba de El Códice, un vasto ejemplar que regulaba
las relaciones entre las personas y las máquinas, establecía unos límites para éstas e
incluso, en uno de sus artículos, contemplaba su retirada.
Dos años antes de escribir estas líneas se produjo el Incidente. Por causas que los
peritos y la policía robótica no lograron discernir, se declaró un enorme incendio en el
centro de Urbe, la capital flotante de la Confederación, el último lugar habitable de la
Tierra. Afortunadamente, las máquinas alertaron de ello y los humanos pudieron
escapar hacia el desierto del Amazonas, en las afueras de la megalópolis. Miles de
millones de personas se agolparon allí. Sin embargo, la noche siguiente algo falló y
perdimos la conexión con la ciudad. Minutos más tarde, nuestros cuerpos biónicos
dejaron de funcionar, lo que provocó la muerte de millones de personas, puesto que no
estábamos acostumbrados a respirar por nosotros mismos. Los que sobrevivimos
aprendimos a hablar, escribir, pensar…
Ahora mismo, nuestro equipo de investigadores más expertos está trabajando en una
máquina capaz de volar hasta Urbe para informarnos de la situación. Sin embargo, no
estamos muy seguros de ello, debido a que los robots que se quedaron en la ciudad nos
aconsejaron que permaneciéramos en el desierto, ya que el incendio no está extinguido
aún. Parece extraño, pero de la ciudad no sale ningún humo…
Héctor Alfambra
segon De batxillerat
Narrativa en castellà (segon premi)
Miles de libros, miles de sueños
Cuando entré por primera vez en aquel inmenso edificio, el corazón se me paralizó.
Miles de cristales reflejaban la luz de las estrellas en cada rincón inimaginable de la
biblioteca, iluminando todos y cada uno de los libros como si fuera único y especial. Mi
mano resiguió los muros fríos y altivos que acorazaban la gran cantidad de estanterías y