Relatos al estilo del Romanticismo
El paseo
Y por ahí paseaba, tan delicada y frágil como siempre. Andando por sus extensos jardines
mientras la suave brisa acariciaba su rostro y hacía ondear su rubio pelo. El joven sentía
la necesidad de tenerla, de acariciar su blanca piel, pero un mundo le separaba de e sa
agradable fantasía.
Por mucho que el muchacho intentaba salir de la pobreza, las invisibles cadenas de la
esclavitud le lastraban. Intentaba hacer todo lo posible para llamar su atención. Le
mandaba claveles, cuya fragancia quedaba atenuada por el olor de pobreza del pueblo.
Le enviaba cartas que suponía que no llegaban a su presencia. Hasta esperaba sentado
junto al frío atardecer por solo una bella imagen de la chica.
Era un extraño día, nublado y triste. Por algún motivo inusual no era muy consciente de
lo que le sucedía. Borrosamente veía figuras impolutas en su vestir; una figura noble
parecía estar frente a él.
Amaneció en una cómoda cama, hospedado en una habitación llena de gente con
características similares a las suyas. Rotos por la pobreza, quemados por la
desesperación. Cada día el joven podía ver aquella encantadora imagen celestial a lo
lejos. En un ataque de locura, corrió hasta encontrar a la joven que paseaba cada vez
más rápido por sus jardines al ver a esa persona desfavorecida acercarse a ella.
-
Detente y te daré felicidad - exclamó el joven con voz de súplica.