Skapa't Desembre 2017 | Page 65

Relatos al estilo del Romanticismo decía que podía confiar en esa anciana. Pregunté de manera amable y con una voz suave si podía hospedarme durante una noche en la casa. Recalqué que no daría problemas. La anciana, amable y con una expresión amigable, asintió y me dejó quedarme allí por una noche. Antes de entrar dije: - Muchas gracias por su amabilidad. Puede llamarme Tristán. - No hay de qué, joven. Mi nombre es Adela. Después de las presentaciones, entré y me ofreció un poco de pan para comer. Estuvimos hablando durante un buen rato. Yo le expliqué mis penurias y lo mucho que había sufrido. Ella me contó que también lo había pasado mal, debido a que la habían perseguido por la misma razón que a mí: Las inmensas ganas de querer expresar tus emociones en un mundo que no te comprende. Finalmente, me dijo que podía quedarme a vivir con ella, pues desde hacía muchos años estaba completamente sola. Me enseñó la habitación en la que me iba a alojar. Antes de irme a la cama y acabar el día con una paz interior que no pensaba que encontraría, me explicó que en el pueblo se oían los susurros de las almas que habían sido atormentadas cada luna llena. Las palabras de la anciana me tranquilizaron al decirme que no debía preocuparme, pero debo admitir que tenía curiosidad por saber qué paisaje deparaba esa situación. Al día siguiente, me desperté y fui al salón para dar los buenos días a la anciana. En la redonda mesa central de madera había grabado un mensaje a cuchillo, de manera que se veía perfectamente. Este decía: AYER FUE LUNA LLENA. Adela había desaparecido. Hugo Aibar y Álvaro Jiménez 4º A ***