Racó literari
Una prueba anormal
Una prueba anormal
Me encuentro en una sala un tanto espeluznante, las paredes están cubiertas por
placas metálicas mal puestas, y lo único que contiene es la silla en la que estoy
sentada y una mesa de cristal en el que se ve mi reflejo. Se intuyen dos ojos azules,
una pequeña nariz y unos labios rojizos dentro de una cara redonda con piel pálida,
enmarcada en un pelo oscuro bien peinado. Colgada de la pared pende una pizarra
con una larga ecuación, y al lado, una puerta blanca con un cristal opaco por el que
no se ve nada, y unas cámaras que gravan todos mis movimientos. Ya he intentado
abrir la puerta varias veces antes de quedarme paralizada, pero ahora ya no puedo
moverme, mi cuerpo me lo impide.
Al pasar los minutos, empiezo a reaccionar e intento pensar en cómo he acabado allí
dentro, aunque me resulta imposible. La claustrofobia puede conmigo, pero intento
relajarme. Llevo bastante tiempo delante de la ecuación; la verdad es que tan solo
le he echado un vistazo, pero el aburrimiento consigue que le preste atención y por
fin puedo comprenderla. No sé las horas que llevo aquí dentro, ya he perdido la
cuenta; estoy cansada y hambrienta, casi no tengo fuerza para anotar la solución en
la pizarra.
Finalmente, la anoto, la puerta se desbloquea y en vez de resolver las dudas que ya
tenía, surgen más ya que aparezco en otra habitación. Es toda de madera, las sillas,
la mesa, las paredes, el suelo, la puerta, …
En esta habitación, estoy aún más desconcertada que en la anterior, ya que aquí no
sé lo que debo hacer.
De pronto, me percato de un cajón en uno de los laterales de la mesa. No sé si
abrirlo, pero la curiosidad es uno de mis puntos débiles. Dentro, encuentro una
pequeña caja de un metal desgastado. En la tapa consigo ver una inscripción que no
conozco “FeRgNaPoAtRaAtNi”, y en un lateal, una pantalla. Por mucho que piense,