Desde Orissa con Amor
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Hola, soy yo el P. Simine. Espero que a la llegada de esta nota os encontréis con buena salud. Aquí en Orissa, todo va bien.
Ahora estoy en un lugar llamado Saramuli, una parroquia de la Archidiocesis de Cuttack-Bubaneshar en el distrito de Kandamal. Kandamal es conocido por su belleza natural. Saramuli es realmente una localidad maravillosa. Es tan precioso que a veces te hace pensar que este es el lugar más bello de la tierra. Puedes pasar horas contemplando, perdiendo la noción del tiempo. Estamos rodeados de verdes montañas con muchos árboles, arroyos naturales y puentes, agradables aguas de brisa fresca para refrescar tu corazón y tu mente cuando estas agobiado por el trabajo y decepciones. Esta es una estación maravillosa, con montañas coronadas de nubes. A veces te da la sensación que el cielo y la tierra se unen, a veces las montañas y las nubes intercambian su amor abrazándose. Otras veces, cuando las nubes cubren las montanas, te recuerda el movimiento del Espíritu Santo, el flotar del Espíritu Santo… Una experiencia divina!!! Una vez aquí, nunca sentirías que no tienes nada que hacer, porque en esos momentos puedes simplemente admirar esta asombrosa belleza de la naturaleza.
Pero aunque hay mucha belleza aquí en este lugar, hay otra parte, un lado oscuro. Un lado oscuro porque no hay electricidad, porque no hay cobertura. Está apartado y fuera del resto del mundo porque no hay servicio de teléfono; es ignorante porque muy pocos están educados, muy pocos van al colegio
y muy pocos han acabado la enseñanza reglada. Hay colegios, por el buen nombre, pero no hay suficientes maestros. Nadie se preocupa de una educación decente. El gobierno ha olvidado este lugar y a su gente. La gente tiene que caminar más de 20 km para coger un autobús, desde donde necesitan viajar otros 10 km incluso para simples compras. Así son los servicios del gobierno en este lugar. Y sabed que este no es el lugar menos atendido de esta región.
La gente vive en pobreza total. Su vida aquí es muy dura. Dependen totalmente de los cultivos de temporada de los cuales sacan un sustento mínimo. Su vida no es muy organizada, no se preocupan por llevar una vida decente. Trabajan duro, pero sin ningún propósito. A veces pasan días y noches en las montañas con el único propósito de proteger sus cultivos del ganado. Dependen principalmente de la generosidad de terceras personas. Prefieren adoptan siempre una postura de demandantes, más que de contribuidores.