Cristianos perseguidos en el mundo
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“Si el mundo os odia, sabed que a mí me odió
primero... Ningún sirviente es más que su amo. Si
a mí me han perseguido, también a vosotros os
perseguirán” (Jn 15,18.20).
Estas palabras de Jesús se han cumplido y se siguen cumpliendo al pie de la letra. Desde los orígenes del cristianismo, y a lo largo de los siglos, los cristianos han sido víctimas del odio y de la persecución. La sangre de los cristianos ha regado los cinco continentes. A muchos de ellos los veneramos en los altares, pero la gran mayoría permanece en el anonimato. Pero todos ellos son los de las vestiduras blancas, los que vienen de la gran tribulación (cf. Ap 7,14).
Hoy, la situación no ha cambiado. Unos cien millones de cristianos están padeciendo por Cristo en todos los rincones del mundo, según un informe de la Comisión de los Episcopados de la Comunidad Europea (COMECE). Cierto que como el mismo informe afirma, los cristianos no son los únicos perseguidos, sino que también sufren por este motivo judíos, musulmanes y fieles de otros credos en los países donde constituyen una minoría religiosa.
El documento apunta tres situaciones en las que puede producirse la violación de este derecho: en un contexto de falta de democracia que afecta a un amplio rango de derechos fundamentales; en un lugar donde el Gobierno es antirreligioso o donde una religión mayoritaria domina al resto; y en países en los que el derecho está reconocido, pero el Estado, autoridades políticas o públicas o grupos de individuos le ponen obstáculos.
En todos ellos hay un denominador común que es la falta de democracia y casi siempre un odio dirigido al cristianismo, que, como dice el informe, es el objetivo del 75% de las persecuciones.
Yo destacaría la persecución de los cristianos en dos contextos, a saber:
a)países de gobierno con ideología comunista, sobre todo, en el continente asiático;
b)países de gobierno islámico o de fuerte implantación islámica.