SIN PELOS EN LA LENGUA - ALBERTO AGUIRRE Y FERNANDO GONZÁLEZ | Page 21

desnudarlos tenía que ser duro. La ira con que remata el último número es ira santa: “Este país dejará de ser la casa de los taitas, cuando entienda, y no entenderá sino cuando padezca. Padeceréis hambres caninas. Pagaréis el delito de haber explotado el dolor universal. ¡Ya viene la ‘crisis’, la crisis del latrocinio! ¡Pueblo de ‘gerentes’ y de zambos de la cuchillada!”. Había padecido a Colombia, quizá como nunca en su vida, durante estos años de la publicación de la Revista Antioquia. Porque eran textos que iban brotando de su confrontación con la realidad, a la cual ponía su oído como los Pieles Rojas para advertir la presencia del lejano jinete. Terminó lacerado. En el primer número les pedía a los hombres públicos —los que serían desnudados—, que no se enojaran: “Recuerden que el pueblo tiene los derechos de espectador y que la vida de los pobres sería infernal si nos prohibieran la risa”. Y hacía suyo el lema de Voltaire: “Marchad siempre por el camino de la verdad... burlándoos”. Desde entonces se sabe que ni la burla nos defiende. Sólo quedan la ira y la lágrima. Pero, siempre, en cualquier circunstancia y contra cualquier dardo, ese es el camino que nos señala: la verdad. Pero esta gente compuesta de gerentes y cuchilleros es dura de oído. En el prólogo al número 12, que pone en la pluma de Cronio, el gerente, pero que sin duda es suyo, dice: “Sostiene F.G. que una gran nacionalidad no aparece sin que la preceda 19