Alex Dos Ramos habla sobre la fascinante experiencia de ser piloto
E
simpático joven sentado en una heladería mientras
disfruta de un cremoso helado de fresa. Sonriendo nos
saluda e invita a sentarnos con él para relatarnos
sus experiencias como piloto.
Alexander Dos Ramos se desempeña como piloto
privado en vuelos nacionales desde hace apenas unos
meses. Se graduó del Pelikan Flight School que queda
en el Cubo Negro, escuela que es reconocida
por sus excelentes capitanes e instructores y sus
horarios flexibles para estudiantes. Las prácticas
de vuelo se llevan a cabo en el Aeropuerto
vuelos nacionales, pero al ser piloto privado
siempre debe estar a la disposición de sus clientes.
Ser piloto ha sido su sueño desde que tenía ocho años.
Alexander recuerda con emoción el enorme balcón
que había en el aeropuerto de Maiquetía desde el cual
se podían ver los aviones despegar y aterrizar. Nos
cuenta que “me encantaba ese lugar porque podía
pasar todo un día allí, sobre todo me fascinaba
escuchar el sonido de los aviones. Recuerdo que a los
ocho fue mi primer viaje y fue lo máximo. Cuando me
estaba montando en el avión me quedé admirando las
alas, las turbinas, el despegue y el aterrizaje. A partir
de ese momento se creó mi entusiasmo por volar.
Dije que quería ser piloto y nunca cambié de opinión”.
¡Todos a bordo!
Sin Escala //
N o 1 // Mayo 2014
1. ¿Cómo fue su proceso para obtener la licencia de
piloto?
R: fue largo. Tuve que hacerme bastantes exámenes
médicos, de audición, físicos y psicológicos. Fui a sacar
mi licencia de piloto en un operativo en Puerto La Cruz.
Ese día fue muy especial porque estuve manejando un
avión el día entero en el aeropuerto. Luego de obtener
la licencia se deben cumplir ciertas horas de vuelo; en
Venezuela son 40 horas para llegar a ser piloto privado.
Para empezar mis prácticas de vuelo tardé como un mes
porque las escuelas de aviación aquí cuentan con pocos
aviones y muchos estudiantes. El primer vuelo se llama
“el romántico” porque es la primera vez que vuelas en
una avioneta con un capitán que te asesora y te asigna
pruebas. Después de cumplir doce horas de vuelo es
momento de pilotar la avioneta solo. Luego de aterrizar
te hacen un “bautizo”, que es cuando ya te conviertes en
piloto como tal. Te hacen todo un ritual donde te lanzan
harina, refresco, huevos y te cortan un mechón de
pelo… ¡Dicen que si no te cortas el pelo te caes del avión!
Después de acumular 20 horas de vuelo tuve un
contratiempo que me impidió pilotar por casi un año.
En ese tiempo tuve que renovarme los papeles y tomar
un recurrente, que es hacer otra vez el curso teórico
por haber estado tanto tiempo sin volar. Luego seguí
volando pero no muy consecuente… Hasta que por
fin completé mis horas de vuelo. Tuve que hacerme
otro chequeo, presentar un examen a computadora
y finalmente uno práctico. Ese último examen se
divide entre la parte teórica, la cual respondí muy bien,
y otra parte que consiste en una serie de pruebas
como “toque y despegue”, emergencia, pérdida, vuelo
lento, etc