El resto de la policía está en comandos centrales, por eso es simbólico, los asesinos no salen todos de esta comisaría, pero sí son todos de la zona. Cercada por madres, la comisaría tiene miedo. Llegan seis patrulleros
que rodean a las rodeadoras. El jefe de operativo se acerca a una de ellas:
-¿Sabes como te dicen a vos?
Se desconcierta, y mira a sus compañeros que de lo curioso de la situación sonríen socarronamente. Se escucha una gran inspiración, como si todo un barrio tomara aire al mismo tiempo, como si organizadamente el mundo saltara. Explotan las voces de las madres, dicen “Rati” “Cana” “Yuta” “Hijo de puta” “Forro de mierda”, dicen muchas otras cosas que no se entienden en el ruido. Los miran a los ojos y les dicen todo eso, les apuntan la mirada como un FAL y les disparan toda su bronca en la cara. Ya nadie sonríe, los policías vuelven atrás de sus patrulleros con la seriedad en la pera y en la mueca de su boca. Indescifrable, ineludible, una hora después llegan otros 10 patrulleros, algunos con infantería, un camión hidrante. Cortan Márquez y la gente putea. Pero putea a las madres. Nuevamente se acercan, nuevamente el aire desaparece del círculo, pero esta vez:
-Asesinos - un segundo - Asesinos - un segundo - Asesinos. Se alejan nuevamente. Se forma un cordón de infantería, dicen por megáfono que tienen que dejar salir a los uniformados que están dentro de la comisaría, a esos 4, que si no lo hacen están obstruyendo a la fuerza pública. Algunas madres se ríen, dicen “Dejar salir” como si ellas fueran una pared, como si no se pudiera pasar por entre medio de ellas. Los oficiales y el comisario salen a la puerta haciendo caso al megáfono pero alguno les hace una seña y se vuelven a meter, ellos no entendieron el nivel de excusa.
Las madres saben que es simbólico y rompen una “entrada” del abrazo, y señalan eso. El cordón de infantería ya rodea a todas las madres con sus escudos, ellas tiemblan, sienten el destino mortal de sus hijos alcanzarlas,
están dispuestas a morir como ellos. Susana se da cuenta que el delito que les quieran aplicar a ellas se lo están cometiendo, las rodean y ellas estoicas.
La comisaría ya no tiene miedo.
REO
"como un campo para dejar caer con odio los garrotes" - El Rocío.