SEUDO Número Cinco | Page 10

José estaba impávido. El vidrio que protegía de robos, y de ateos furiosos contra la imagen de Cristo, era demasiado transparente. Ya que él mismo se encargaba de lustrarlo diaria y exhaustivamente. Se había quedado un momento mirándolo a los ojos, esta imagen lo tenía crucificado, con una expresión de dolor comparable sólo a la de un hombre en el potro mientras es torturado; y sin embargo, no miraba al cielo como lo hacen todos los Jesucristos, sino al frente. Interpelando a quien se cruzara y con la boca semi-abierta como si estuviera a punto de cobrar vida.

Un momento tardó José en ver que había una cierta mancha en el vidrio a la altura de la boca de Jesús, un sector se había empañado. Supuso que era porque se había quedado respirando por esa altura y hacía bastante frío, así que tomó su nueva franela verde (que prometía el doble de duración), y la pasó con un movimiento veloz. Sin embargo, al revisar, la mancha no había cambiado ni siquiera un poco, permanecía idéntica. Volvió a repasarlo dos, cuatro, seis veces pero no había caso, y finalmente cayó en la cuenta: El aliento tenía que haberlo expirado la pequeña estatua. Lo miró a los ojos y supo que tenía que sacar el vidrio, de otra manera Jesús se moriría ahogado. ¿Qué le esperaba en el purgatorio a un hombre que había dejado morir al hijo de Dios por asfixia? Seguramente algo mucho peor que la peor de las torturas.

Ávido comenzó a buscar un marco que se pudiera sacar, y encontró en el borde inferior un tornillo de cada lado. Si los removía, saldría el vidrio y podría salvarlo. Corrió como no lo había hecho ni cuando se había cortado el dedo y tenía que ir a la salita a que se lo peguen de vuelta, alcanzó su caja de herramientas y cuando volvió tomó rápidamente el destornillador cruz y lo incrustó. Giró su mano, pero no así el destornillador. Hacía treinta años que nadie lo sacaba, ya habían pintado varias veces e incluso lo habían hecho sobre las puntas del vidrio. Luego de mucha presión logró hacerlo girar, sin embargo giró en falso y de nada sirvió.

ESPEJO DE PORTERIA