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-No sé si tengo suficiente fuerza mi señor...
-Ah, no, ¡Ahora no te vas a ir! Tiene que haber alguna forma de salvarte, aunque sea por un rato, ¡Aunque sea hasta que cumplas mi deseo!- estaba furioso, la baba que tenía acumulada en la boca la escupió por el hueco de la escalera mientras gritaba.
-Suénese en mí, eso me va a dar fuerza por los minutos que quedan. Solo faltan dos min…
Colocó su pulgar izquierdo en la fosa nasal del mismo lado, se acercó a su brazo. De su nariz salió una masa verde clara muy grande. El moco reapareció.
-Rápido, repetí tu deseo.
-Quiero que se mueran todos los que conozco.
El moco se disolvió y desapareció, se asomó al balcón para ver si algunos de los que conocía que estaban en la plaza habían muerto y estaban congregados en la puerta de la torre. Lo habían visto entrar y ahora que salía al balcón pensaban que se iba a suicidar. Todos gritaban mensajes de autoayuda, el gordo Menéndez era el único que no decía nada y esperaba que se tirara rápido, antes que llegaran los bomberos. Joan rompió a llorar porque no se había cumplido su único deseo en la vida. El escupitajo que él había tirado hacia dentro de la torre le había dado en el centro exacto de la pelada a Edraín, que había escuchado luego “Quiero que mueran todos los que conozco” y una sombra gesticulando gracias a la luz que entraba por el balcón del último piso. Efraín supo que era el demonio que lo venía a buscar, abrió una trampilla y bajó al sótano que había construido en su juventud. Escuchaba gritos llorosos de “No lo hagas” y supuso que el demonio, al no encontrarlo, había decidido esperarlo matando a la gente de la plaza. Él no le temía a la muerte, sólo había bajado a cumplir la única y final promesa de su vida. Acelerado buscaba y no encontraba. Levantó uno de los explosivos plásticos y vio el pequeño interruptor, siempre le había parecido similar a un magiclick, negro y rojo. Lo levantó, gritó “Andate a la puta que te parió” y se fue con su torre apretándolo.
FIN
REO
"Entre lo público y lo privado" - BASANI