En la actualidad, esta mezcla de los dos ejes narrativos la practica Dexter (Showtime, 2006), entre otras, que ahora languidece por agotamiento. El serial-killer de Showtime exhibe
cadencia iterativa mediante dos elementos: en el ámbito del episodio, por las víctimas que el
protagonista ha de ajusticiar cada día; en el nivel de la temporada, con el villano que refresca
cada año la trama ofreciendo un nuevo arco argumental. Southland (NBC/USANetwork, 2009-)
también ha buscado la mezcolanza de estrategias narrativas, aportando una novedad.
A los tradicionales dos o tres casos por semana y al puñado de líneas transversales que se
despliegan in extenso cada temporada, hay que sumar las breves viñetas del día a día policial,
apenas encontronazos con el crimen en una ciudad herida por el miedo e inundada de chalados. Como es lógico, los grandes conflictos de los protagonistas se dirimen en los largos arcos
anuales, pero quedan convenientemente salpimentados por las otras dos estructuras narrativas presentes en la serie.
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