SEISCEROSEIS
En el siglo XX se comenzaron a emplear
lemas publicitarios de 10 palabras en
promedio, reduciéndose posteriormente a
6; puede vaticinarse con bastante
aproximación que ese promedio, será de 3
al cierre de la centuria. Las referencias y
ejemplificaciones que anteceden no
permiten la duda en cuanto a la tendencia,
favorecida no solo por la necesidad de la
síntesis en un lenguaje que tiene a la
misma como atributo fundamental, sino
como
mandato
creativo
de
la
comprensión y la recordación.
Tres elementos gramaticales comandan
fundamentalmente
el
lenguaje
publicitario: nos referimos al sustantivo,
al adjetivo y al verbo. El primero se
identifica con un objeto; el segundo se
identifica con la cualidad del objeto; el
tercero se identifica con la acción del
objeto. Expresado de otra manera: el
sustantivo es el ser, el adjetivo es la razón
de ser y el verbo es el eje triangular del
ser.
En pleno siglo XXI podemos constatar
que la publicidad es una de las
herramien tas más valoradas en diversos
ámbitos para influir en la sociedad, ésta
ha ganado protagonismo y terreno gracias
a las nuevas tecnologías. Sin embargo,
debemos destacar una de las fórmulas
publicitarias que, pese a no tratarse de
una creación del siglo XXI (como por
ejemplo el marketing digital), es uno de
los métodos publicitarios más útiles y
eficaces
que
encontramos.
La
publicidad
ha
cambiado
vertiginosamente en el último medio
siglo; ha cambiado en forma y en
contenido, han variado los procesos para
hacerla y la forma de recibirla por parte
de
los
consumidores
Veamos algunas diferencias entre la
publicidad de antes y la de ahora
- La única finalidad de la publicidad era
vender.
«Y ahora, ¿no?» Pues no. Los objetivos
de ventas son aún muy importantes, pero
ahora hay muchos otros, tales como crear
imagen de marca, fidelizar al cliente, etc.
La publicidad orientada a vender más
unidades puede ser contraproducente en
otros
sentidos
a
largo
plazo.
- No se prestaba demasiada atención a lo
políticamente
correcto.
La publicidad era (y es) un espejo de la
sociedad y, como tal, había en ella
incesantes ejemplos de machismo,
racismo, violencia… Había muchos
anuncios de tabaco y alcohol y no era raro
ver niños en ellos. Por ejemplo, la Kino
San Clemente o la Quina Santa Catalina
eran productos con alcohol y se
anunciaban
como
especialmente
indicadas para ellos. La publicidad de
entonces los llamaba ‘medicina’ o
‘golosina’.
- Se ensalzaba al producto por encima de
todas
las
cosas.
Ahora se ensalza al consumidor, a sus
emociones y sus deseos. Es él lo que
realmente importan, el producto solo está
a
su
servicio.
- Las afirmaciones no eran muy
científicas
Antes se podía prometer la luna con tal de
que los clientes compraran el producto.
Ahora, nos encontramos ante un
consumidor informado que generalmente
no cree todo lo que ve y necesita
garantías
de
lo
que
compra.
- Bastaba con tener buenas ideas
Ahora, un publicitario debe saber y tener
mucho más que creatividad: debe saber
de estratega, debe ser útil y saber de
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