SEISCEROSEIS
1.-Principio de simplificación y del
enemigo único. Adoptar una única idea,
un único símbolo. Individualizar al
adversario en un único enemigo.
2.-Principio del método de contagio.
Reunir diversos adversarios en una sola
categoría o individuo. Los adversarios
han
de
constituirse
en
suma
individualizada.
3.-Principio de la transposición. Cargar
sobre el adversario los propios errores o
defectos, respondiendo el ataque con el
ataque. “Si no puedes negar las malas
noticias, inventa otras que las distraigan”.
4.-Principio de la exageración y
desfiguración.
Convertir
cualquier
anécdota, por pequeña que sea, en
amenaza grave.
5.-Principio de la vulgarización. Toda
propaganda debe ser popular, adaptando
su nivel al menos inteligente de los
individuos a los que va dirigida. Cuanto
más grande sea la masa a convencer, más
pequeño ha de ser el esfuerzo mental a
realizar.
6.-Principio
de
orquestación.
La
propaganda debe limitarse a un número
pequeño
de
ideas
y
repetirlas
incansablemente, presentarlas una y otra
vez desde diferentes perspectivas, pero
siempre convergiendo sobre el mismo
concepto. Sin fisuras ni dudas. De aquí
viene también la famosa frase: «Si una
mentira se repite suficientemente, acaba
por convertirse en verdad».
7.-Principio de renovación. Hay que
emitir constantemente informaciones y
argumentos nuevos a un ritmo tal que,
cuando el adversario responda, el público
esté ya interesado en otra cosa. Las
respuestas del adversario nunca han de
poder contrarrestar el nivel creciente de
acusaciones.
8.-Principio de la verosimilitud. Construir
argumentos a partir de fuentes diversas, a
través de los llamados globos sondas o de
informaciones fragmentarias.
9.-Principio de la silenciación. Silenciar
las cuestiones sobre las que no se tienen
argumentos y disimular las noticias que
favorecen el adversario, también contra
programando con la ayuda de medios de
comunicación afines.
10.-Principio de la transfusión. Difundir
argumentos que puedan arraigar en
actitudes primitivas.
11.-Principio de la unanimidad. Llegar a
convencer a mucha gente de que piensa
“como todo el mundo”, creando una falsa
impresión de unanimidad.
La propaganda en México adquiere una
importancia decisiva en los procesos
electorales. Se trata de una actividad lícita
que influye decisivamente en la selección
de los gobernantes, como lo demuestra el
monto excesivo que los partidos políticos
le dedican a ese rubro en la campaña
electoral.
Sin embargo, esta tiene sus limitaciones.
Una de ellas se encuentra en la
“Ley Federal Electoral”, expedida el 5 de
enero de 1973 y que se ocupó por
primera vez de la propaganda electoral en
el capítulo VI, artículo 40, señalando lo
siguiente:
La propaganda electoral está sujeta a las
siguientes
reglas:
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